Enculando a un vikingo al aire libre
Me encanta el sexo al aire
libre, pero es algo que en la ciudad casi nunca puedes practicar. Una vez quedé con un tipo por internet y nos fuimos al parque de la Sagrada Familia, a medianoche
cuando apagan las luces, y allí en un rincón oculto me puse contra un árbol y
me bajé los pantalones hasta la rodilla para que usara mi sacaleches. Mientras estaba enculándome, con sus pantalones en los tobillos, un tipo se acercó a mirarnos. Tuvo su morbo. Finalmente acabó en mi culo (en el condón) y salimos de entre los árboles a la zona donde están los bancos y pasea la gente. Otro par
de veces he tenido sobeteos y mamadas en una playa de Sitges al anochecer, con el aliciente de
algún mirón. Hace años me follaron también un par de
amigos en un área de bosque, pero al final acabamos en la parte de atrás de su
furgoneta, más cómodos, con los dos amigos turnándose en mi boca y en mi culo. Por
eso os digo que no tengo mucha experiencia al aire libre y esta ocasión que voy
a contar fue algo atípico y excitante.
Una ciudad del norte de
Europa, un parque o zona verde con unas ruinas. Verano, no quiero ni pensar cómo debe ser esto en invierno. Fui allí con
un chico “hetero” con novia. Típico nórdico de barba entre rubio y rojiza,
vikingo aunque algo chaparrito, no el típico vikingo imponente, pero guapo.
Estuvimos caminando durante un buen rato hasta encontrar un lugar donde ponerle el culo. No podíamos ir a mi hotel ni a su casa por motivos obvios. Estuvimos a punto de hacerlo bajo un puente pero al final nos decidimos por aquel lugar, más tranquilo y algo apartado, aunque aún dentro de la ciudad. Una vez en el parque y viendo que estábamos solos, me metió la mano para tocarme el culo por dentro del pantalón y me llevó así cogido paseando, acariciándome y haciéndome un dedo. Me encanta que me paseen así.
Estuvimos caminando durante un buen rato hasta encontrar un lugar donde ponerle el culo. No podíamos ir a mi hotel ni a su casa por motivos obvios. Estuvimos a punto de hacerlo bajo un puente pero al final nos decidimos por aquel lugar, más tranquilo y algo apartado, aunque aún dentro de la ciudad. Una vez en el parque y viendo que estábamos solos, me metió la mano para tocarme el culo por dentro del pantalón y me llevó así cogido paseando, acariciándome y haciéndome un dedo. Me encanta que me paseen así.
Fuimos buscando un lugar
discreto entre las ruinas que nos ocultara lo suficiente pero a la vez
pudiéramos controlar por si aparecía alguien. A veces parábamos si veíamos a lo
lejos las luces de un coche o escuchábamos algún ruido, pero por lo general
estuvimos tranquilos.
Me arrodillé para mamarle
mientras él se fumaba un porro. También se había metido alguna pastilla esa
noche y no estaba muy fino. Hubo besos y mamadas mutuas. Su barba roja
comiéndome el culo me hizo gemir y reir del gustazo que me daba. Se puso un
condón y me la metió empujándome contra una pequeña valla de piedra en ruinas, pero no
conseguía tenerla dura del todo, estaba bastante nervioso y empastillado.
Le pregunté si quería que yo
lo intentara. Soy pasivo al 99’9%, pero me había puesto muy cerdo al tocarle
ese culo peludo vikingo. Me dijo que OK y se dio la vuelta contra la valla
de piedra. Mi instinto fue agacharme y hundir mi cara entre esas dos nalgotas
blancas de vello rojizo, separándoselas para hundirme mejor en su raja, aspirando
bien su olor de macho, buscando con mi lengua su ojal y sacándole brillo a ese
agujero. Me puse durísimo, así que agarré el condón y me metí dentro de él.
Para ser “hetero” ese culo tragaba que daba gusto. Mi polla entró dentro y noté el calor de las paredes de su culo abrazándola. Era verano pero hacía algo de fresco en esas ruinas y aquel pequeño radiador que tenía por culo el vikingo me ponía a mil. Me agarré a sus hombros y empecé a moverme suavemente dentro de él y luego con algo más de fuerza, follándolo hasta el fondo mientras lo oía gemir de gusto, mordisqueándole y mamándole el lóbulo de sus orejas, diciéndole marranadas al oído mientras me lo follaba, algunas en inglés y otra en español que evidentemente no entendía.
Al rato comencé a sentir esa sensación en la punta del rabo y le dije al oído que se estuviera quieto, que me iba a correr dentro de su culo de puta. Y eso hice. Cuando acabé nos fuimos paseando más relajados. Él me acompañó hasta el hotel y me invitó a quedar la tarde siguiente, que tendría la casa libre y ya estaría más sobrio como para poder hacer de activo. Incluso dijo que me cocinaría unos bollitos nórdicos típicos, de los que me explicó la receta. Los vikingos heteros ya no son lo que eran.
Para ser “hetero” ese culo tragaba que daba gusto. Mi polla entró dentro y noté el calor de las paredes de su culo abrazándola. Era verano pero hacía algo de fresco en esas ruinas y aquel pequeño radiador que tenía por culo el vikingo me ponía a mil. Me agarré a sus hombros y empecé a moverme suavemente dentro de él y luego con algo más de fuerza, follándolo hasta el fondo mientras lo oía gemir de gusto, mordisqueándole y mamándole el lóbulo de sus orejas, diciéndole marranadas al oído mientras me lo follaba, algunas en inglés y otra en español que evidentemente no entendía.
Al rato comencé a sentir esa sensación en la punta del rabo y le dije al oído que se estuviera quieto, que me iba a correr dentro de su culo de puta. Y eso hice. Cuando acabé nos fuimos paseando más relajados. Él me acompañó hasta el hotel y me invitó a quedar la tarde siguiente, que tendría la casa libre y ya estaría más sobrio como para poder hacer de activo. Incluso dijo que me cocinaría unos bollitos nórdicos típicos, de los que me explicó la receta. Los vikingos heteros ya no son lo que eran.
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