Sábado noche recibiendo tíos por turnos


El sábado noche de madrugada es el mejor momento para ofrecerse a los activos. Muchos vuelven ya a sus casas sin haber conseguido ligar, con los huevos cargados y ganas de usar un buen agujero. Algún sábado noche me he puesto a recibir tíos intentando imitar esas pelis de Sketchy Sex que me dan tanto morbo (aunque usando condón), en casa o en un apartamento, recibiendo uno detrás de otro, por turnos. Como una puta pero sin cobrar.

Me ofrezco por los canales habituales (Grindr, Wapo, PlanetRomeo, Chat Chueca) y ellos se van pasando a montarme, se corren y se piran.
En ocasiones estoy aún con un tío cuando toca al timbre el siguiente. En esas ocasiones les doy la opción de esperar su turno o sumarse a la fiesta, que para algo tengo dos agujeros. Pueden elegir mi boca o probar si caben los dos a la vez en mi culo. Por lo general prefieren que les mame mientras el otro tío termina y deja libre el culo.

A muchos tíos les da morbo probar mi culo cuando ya está abierto y usado por otros.

El primero de aquel primer sábado de jornada de puertas abiertas fue un tipo de 39, gordito, un tío corriente. Aún no era ni medianoche y me contaba que había quedado para tomar algo con unos amigos pero quería salir ya descargado. Se pasó a que le vaciara los huevos y me estuvo montando a cuatro patas en el sofá y luego en la cama. Yo con mis suspensorios, sin tocarme ni pajearme, disfrutando por el culo. En los casos en que quiero recibir a varios tíos por turnos no me corro hasta el final, con el último tío de la noche.

Mientras este primero me montaba en la cama, yo buscaba en Grindr al siguiente. En ese momento me estaba escribiendo por Grindr un tipo bastante mayor y a mi activo le excitó la posibilidad de que yo fuera tan puta que le pusiera el culo a cualquiera. Pareció ponerle muy cachondo, porque empezó a follarme con más fuerza, llamándome perra y tirándome del pelo. Al rato la sacó, se corrió en mi abdomen y se largó de fiesta con sus amigos.

El siguiente fue un tipo maño de 48 años, bajito y fibrado. Solo quería un agujero para descargar, así que lo recibí en la cama bocabajo y conforme llegó me enchufó su rabo detrás y estuvo sacudiéndose encima de mí hasta soltar toda la lefa acumulada dentro de mi culo, en el condón. Al acabar me dio las gracias tímidamente y se largó.

El tercero era un tío de 34 años, fornido y con perilla. Debía estar tan cachondo y con tantas ganas que se pilló un taxi para llegar hasta donde yo estaba. Al llegar le sopesé los cojones con la palma de mi mano preguntándole cuánta lefa me traía. Respondió que mucha. Me enculó en plan perrito en el sofá, con su pelvis chocando contra mis nalgas placa-placa-placa hasta correrse dentro de mí en el condón.

El cuarto tenía solo 18 años, latino, morenito y con ojos rasgados. La noche ya estaba avanzada y eso se notaba en que le olía el aliento a alcohol y estaba bastante sudado. He de decir que en un chico joven eso me pone un poco cerdo. El chaval resultó ser un sobón y un besucón de cuidado, muy dulce. Yo estaba ya algo cansado a esas horas pero la verdad es que fue un buen polvo. Me folló el culo en varias posiciones y no parecía tener ninguna prisa en acabar. De hecho no pudo hacerlo. El alcohol, ya sabéis.

El quinto, cuando ya había amanecido, era un tío también joven, bastante delgado y, siendo objetivos, poco agraciado, pero a mí me ponía. Llegó, se desnudó completamente y me penetró de pie, acoplado a mi espalda moviéndose lento y así estuvo usándome un rato.

Cuando acabaron todos los tíos, me tumbé en el sofá con una tarrina de helado, satisfecho y con el ojal palpitando. Cinco tíos en una noche no estaba nada mal. Era mi récord entonces, aunque los records están para superarlos.

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