Un negro enmascarado abusa de mi ojal
Es esa hora en la que es ya no sabes si llamarlo sábado por la noche o domingo por la mañana, y estoy a punto de acostarme cuando me escribe por Grindr un chico negro, latino, de veintipocos probablemente, con un cuerpo extremadamente atlético marcando abdominales. No enseña cara ni la pide, porque lo que quiere es usarme anónimamente, enmascarado.
Le paso la dirección y me pongo a cuatro patas sacando culo esperando a que llegue. Cuando está a punto de llegar me escribe para decirme que está sudado, que mejor para mí porque viene oliendo a macho y eso que me llevo. Cuando llega emite un sonido de aprobación al ver mi culazo a cuatro patas dispuesto a ser violado.
Llega, se baja los pantalones de chándal y se deja puesta una sudadera con capucha. Su cara está completamente cubierta por una especie de malla por lo que es imposible verle los rasgos. Sus piernas son oscuras y atléticas, de deportista y tiene un pollonaco duro que me susurra con voz gutural que se lo coma.
Me arrodillo y me lo meto en la boca. El olor a sudor es muy fuerte y penetrante cuando tengo tan cerca su rabo y sus cojones. Huele a macho que alimenta, así que me doy un banquete a base de comerle el rabo y dejárselo brillante de saliva. Me pide que me siente encima de su rabo y que me lo meta, así que me unto el ojal de lubricante, lubrico también su rabo, me doy la vuelta dándole la espalda y me siento de golpe hasta que su rabo se pierde en mi interior y sus pelotas negras chocan contra mi culazo blanco. Se sorprende de lo fácil que me entra y yo comienzo a cabalgar ese rabo mientras él gime con voz gutural.
Luego me doy la vuelta y lo cabalgo de frente a su cara / máscara. Después a cuatro patas. Tumbado, él se hecha sobre mi espalda y me taladra de forma dominante cogiéndome del cuello. Me pone en el sofá de pie con una pierna en alto y me encula por detrás. Si antes ya entraba fácil, ahora su rabo patina dentro de mi ojal que está chorreando y abierto de par en par.
Finalmente estamos de rodillas en el suelo y él me encula por detrás gimiendo hasta que con su voz grave me susurra "Me vengo" y yo le digo que ok, que me preñe cuando quiera, y empiezo a notar oleadas de lefa caliente que inundan mis interiores, tanta leche que noto el culo lleno y apenas puedo retenerla.
Conforme acaba, se sube los pantalones del chándal y sale del apartamento sin quitarse en ningún momento la máscara. ¿Será alguien famoso? ¿Un futbolista quizá con doble vida, que de cuando en cuando le pone llenar de leche culazos de tíos sumisos manteniendo el anonimato? No tengo pruebas ni forma de saberlo, pero me gusta fantasear con que es verdad.
Yo me quedo de rodillas en el suelo. Tengo el culo tan lleno a rebosar que no tengo más remedio que aflojar el ojal y dejar caer la espesa lefa del chico negro sobre el parquet.
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Llegó a otra ciudad por motivos de trabajo y mi empresa me ha pagado una habitación de hotel. Al llegar compruebo que es un hotel grande, con mucho movimiento en el vestíbulo y con ascensores que no requieren tarjeta. Ideal para hacer de cumdump, aunque apenas tengo 3 horas libres a la tarde.
El primero en llegar es un chico latino de veintipocos. He puesto un pequeño cartón en la puerta para que no cierre del todo y solo tenga que empujarla y al entrar me encuentre encima de la cama dispuesto a cuatro patas, culo en pompa con un rotulador al lado. Llega, me monta en silencio durante unos cinco minutos, me preña, me anota la marca con el rotulador y se va.
El siguiente es un tipo mexicano treintañero, con un cuerpazo fibrado espectacular. Dejo la puerta igualmente mal cerrada para que pueda entrar con facilidad y le recibo encima de la cama, culo en pompa con la marca de rotulador por la preñada del chico anterior. El tío se lanza a comerme la raja, luego me mete dedos que me lleva a la boca para que yo pueda saborear mi ojal. Sus dedos saben a lefa, mi ojal sabe a lefa. Me folla durante un rato alternando con comidas de culo y darme de mamar en algún momento. Conforme me encula sus pelotas hacen un sonido rítmico mientras golpean mi culo como dándome cachetadas, se lo digo y eso le hace gracia y le excita al mismo tiempo. Así que se la saca, se pajea un poco mientras me come el culo, y cuando está a punto me la vuelve a meter para unas embestidas finales en las que gime escandalosamente mientras me llena el culo de leche y agarra el rotulador para anotarme el segundo preñe de la tarde.
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Un twink de Europa del Este, de veintipocos. Es muy mono, delgado, rubito, con gafas. Me recuerda al actor Taron Egerton de joven en aquella película de Kingsman, pero más finito. Es bastante más joven que yo, pero le ha cogido el gusto a usar mi coño de hombre cuando sale los sábados y quiere descargar al final de la noche. Lo recibo a cuatro patas sobre un colchón, sacando culo como una perra, con poppers al lado. Generalmente me come el culo antes de meterla, esnifa un poco de poppers y para dentro. Me recuerda a un colombiano finito que me usaba hace tiempo igual los sábados noche, creo que lo conté por aquí, pero el de aquel solía ser un metesaca bastante monótono, un proceso mecánico para sacarse la leche y soltarla dentro de un recipiente para lefas como es mi culo. Este otro en cambio es más intenso y cariñoso, agradecido por disponer de mi culo como agujero de descarga de uso público, se me echa encima, me da besitos (él tan imberbe y yo un tío hecho y derecho con barba) y cuando me preña lo hace gimiendo y demostrando cuánto disfruta de mi acogedor agujero. El colombiano en cambio podría haber estado leyendo el periódico mientras se sacaba la leche con mi culo (es un decir), aunque esa forma tan desapasionada de usarme como si solo fuera un agujero anónimo, he de decir que me ponía un montón.
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