Siete tíos más

Tío número 1: Un italiano me invita a su casa. Llego y me bajo los pantalones ofreciéndole mi culo en jockstraps. Él es joven pero no muy agraciado y tampoco tiene buen cuerpo. Lo compensa con un pollón descomunal y duro, que me pongo a mamar sin mediar palabra. Él es poco colaborador y se limita a estar tumbado boca arriba mientras yo alterno mis atenciones a su rabo con mi boca y mi culo. Le gusta ver cómo entra y sale de mí, así que me siento a horcajadas sobre él y lo cabalgo mientras él me separa las nalgas y tensa la piel de mi ojal en torno a su cipote, para que roce más cada vez que entra y sale. Estamos así por lo menos 30 o 40 minutos, sin conseguir ordeñarle. Finalmente me voy y hasta me duelen las caderas de haber estado abierto tanto tiempo sobre él.


Tío número 2: Un chico barbudo y guapo de oriente medio, con los ojos claros y el bigote tensado hacia arriba por las puntas. Peludo y sexy. Me escribe por una app diciéndome que me había visto un rato antes en un bar, pero que yo había desaparecido antes de que poder acercarse a hablarme. Quedamos en la calle y me lleva a su piso, tocándome el culo y cogidos de la mano como si fueramos una pareja cuando en realidad acabamos de conocernos. Él va borracho y está celoso porque ha visto a su ex con otro, así que quiere desahogarse con mi culo.

En su piso, nos tumbamos en la cama y nos enrollamos con algo de popper. Me besa y me folla en varias posturas y cuando estoy subido encima de él cabalgándolo, me pide parar porque tiene que ir a mear, ha bebido demasiado. Le digo que no me voy a levantar y que tendrá que mear dentro de mi culo si no puede aguantarse. Estamos con condón y el tío lo interpreta como una invitación a quitárselo. Él siempre folla seguro y yo también, y estoy con PrEP. Se quita el condón y me la mete a pelo. Estamos un rato así, pero él no se atreve a mearse dentro de mí (supongo que tampoco quiere arriesgarse a poner perdidas las sábanas, como si yo fuera a desperdiciar alguna gota) así que sigue clavándomela hasta que yo me corro sobre su abdomen. Él va a correrse dentro pero le pido que pare y lo haga fuera de mí.



Tío número 3: Un argentino, muy alto, un gigante. Con barba, fornido y con ojos preciosos. Llego a su piso y me arrodillo a chupársela. Él me tira del pelo mientras me hace gagging hasta que no puedo respirar. Después se pajea mientras le mamo sus huevos, tiene el saco de los cojones enorme y yo se lo mamo como un lechón el pezón de su madre, mientras él me aplasta entre sus muslacos. Le mamo los huevos y le lamo la piel del periné hasta perderme en su culo, entre sus nalgas, lamiendo y sacándole brillo a su ojal. Seguimos un poco más y acaba haciéndose una paja y llenándome de lefa en el pecho y el hombro.



Tío número 4: Acabo de mamar al argentino y voy a por el siguiente. Un oso, grandote y algo canoso. Me lleva a su oficina, que está vacía. Allí en un rincón le mamo y me siento sobre su polla. Le encanta mi culo en suspensorios así que me lleva al baño y me folla de pie delante del lavabo, frente al espejo, hasta correrse dentro de mí en el condón. Deberían ponerme ahí en los servicios, junto al WC y el lavabo, para cuando a los tíos de la oficina les entrara la necesidad, que pudieran usarme como el sacaleches que soy. Estaría encantado.



Tío número 5: Sling bar. La planta baja es un cuarto oscuro. Son las 4 de la madrugada y los tíos van muy borrachos y puestos de todo, pero apenas nadie folla. Todo el mundo da vueltas y vueltas como patos mareados en la oscuridad. Me llama la atención un tío, garrulo, fornido y calvo, bastante moreno con pinta de mulato o brasileño y barba de dos días. Se le ve borracho y nervioso, tropezándose. Me mira y me pide que le siga hasta una cabina.

Ahí se tumba y comienza a mamarme, yo de pie. Conforme se traga mi rabo, sus dedos ásperos y bastos se dirigen a mi culo y me lo penetran de forma brusca y sin cuidado, haciéndome daño. Le pido que pare, pero no hace ni caso a mis "Please stop!", lo cual me da más morbo. Le aparto la mano de mi culo pero vuelve a meterla y retorcerme por dentro, sin ningún cuidado, jodiéndome con sus dedos. Es un cabrón borracho pero mi culo está para darle gusto, así que me dejo hacer. Me da la vuelta y me inclina para poder metérmela, pero no la tiene del todo dura, así que me pide que le toque y yo le exprimo los pectorales para ponerlo burro. Lo consigo así que me da la vuelta y se dispone a taladrarme a pelo. Le empujo y le pido que se ponga condón. Sorprendentemente lo hace y me la mete de golpe, enculándome mientras yo jadeo y me retuerzo de gusto. Estamos poco rato y después se tumba para que siga mamándole hasta que se queda dormido con la polla en mi boca. Borracho total.


 Tío número 6: Mismo local. Un chico muy joven, twink de pelo moreno y cara de actor porno checo. Me mira fijamente y lleva la mano a mi paquete. Yo hago lo mismo y los dos nos masajemos por encima del vaquero, en mitad del pasillo. Me da morbo mamarle en público así que le desabrocho, se la saco y me arrodillo a tragar polla. Estamos obstaculizando el paso y dando un buen espectáculo, así que otros tíos del local se acercan a ver cómo le mamo. Al rato me levanta y me lleva a una de las cabinas, donde él también se arrodilla a mamármela. Nos turnamos para chuparnos los rabos y también nos chupamos y mordisqueamos los pezones el uno al otro. Al rato me pide hacer un "short break" con un acentazo terrible de Europa del este, así que salimos de la cabina.



Tío número 7: Ni dos minutos después se me pone delante otro chico. Con perilla y algo grueso, pero guapete. Me coge y me lleva de la mano a un cubículo sin puerta, lo que me da morbo, porque me cortan el rollo todas esas cabinas cerradas donde tienes privacidad pero el resto de los tíos del local no pueden ver lo puta que eres. El chico se arrodilla a mamarme el rabo y yo me dedico a disfrutar del momento, follándole la boca, moviéndole la cabeza tirándole de las orejas y pajeándome mientras el da lengüetazos a mi capullo. Gimo de gusto y los tíos del pasillo se van asomando a ver cómo me maman. El tío me pide que me corra en su boca, pero no puedo en ese momento y al buen rato me dice que está agotado y que descansemos un rato. Es tarde y al día siguiente tengo un viaje, así que me despido de él y me largo.

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