Un chico morboso me folla en la escalera de la casa de sus padres / Me exhibo recibiendo por culo para un voyeur

Estoy pasando unos días con la familia por las fiestas y salgo a dar una vuelta y hacer unas compras. Enciendo la app y me escribe un chico de la zona.


Llego a la dirección indicada y espero en la calle. Anochece pronto en esa época del año y hace algo de frío, pero él no tarda en aparecer. Cuando lo hace, veo que lleva una sudadera color gris claro con capucha y unos pantalones de deporte hasta la rodilla, que dejan ver unas buenas patorras de futbolista. Es un tío morboso, atlético y de estatura media, con aires de hetero.

Me hace un gesto para que entre y me guía la portal. Una vez allí cogemos el ascensor hasta la última planta. Bajo la capucha veo que es un chico bastante guapo, ojos bonitos, enormes pestañas, nariz fina y una barba o perilla de tres días. Salimos del ascensor y subimos un tramo de escaleras hacia el descansillo delante de lo que debe ser la terraza. Allí estamos a oscuras salvo por la tenue luz nocturna que entra por una pequeña ventana.

Le palpo el paquete a través de los pantalones de deporte de tela gris. La noto dura, en su punto, así que se la saco y le pajeo. Él da muestras de aprobación y me invita a agacharme y metérmela en la boca. Me arrodillo, le bajo los pantalones cortos hasta los tobillos y me trago su polla hasta la garganta. Conforme se la como mis manos se van agarrando a sus caderas y a su culazo, carnoso y peludo, que le estrujo entre mis manos aunque a duras penas me cabe.

Me pone de pie y me da la vuelta para metérmela. Yo me bajo los pantalones y con cuidado me saco el cinturón para que no haga ruido golpeando contra el suelo, ofreciéndole mi culazo redondo en suspensorios. Estamos en la escalera del edificio y aunque dudo que ningún vecino vaya a subir a la terraza a esas horas, sí que podrían oír los ruidos de dos tíos follando por el culo en el descansillo de la escalera.

El chico me unta el ojal de saliva y presiona su rabo contra mi puerta de invitados. Me la mete poco a poco, a pelo, hasta que mis nalgas chocan contra su pelvis. Una vez completamente encajada comienza a moverse rápido enculándome piel contra piel. Yo gimo por lo bajo, le hago ver que disfruto pero sin hacer ruido para no llamar la atención.

Estamos de pie en mitad del descansillo. Vestidos de cintura para arriba, yo con mi cazadora de cuero, él con su sudadera con capucha, y con los pantalones de ambos en los tobillos, con su rabo dentro de mi culo en suspensorios, a pelo, entrando y saliendo sin parar.
Cambiamos posición y me pongo apoyado contra la pared dándole la espalda, pero le pido que se ponga condón. Él lo hace y me penetra así, contra la pared, usándome mi agujero porque está caliente. Pero también está algo inquieto por la situación (está follándome en la escalera del edificio donde viven sus padres) y me dice que no va a poder correrse, así que paramos, me vuelvo a subir los pantalones y nos despedimos.

Esa noche, después de cenar con mi familia, voy a quitarme la ropa para meterme en la cama y al bajarme los slips observo que cae al suelo el condón usado. En ningún momento me había preguntado qué habíamos hecho con él, si se había quedado en el descansillo de la escalera o qué. Pero la respuesta estaba allí, había pasado el resto de la tarde y la cena familiar con el condón usado aún enganchado en mi culo. Classy.

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Unos días antes me escribe un follamigo guapísimo del que creo que ya he hablado. De vez en cuando nos escribimos y planeamos quedar, pero quedamos menos veces de las que me gustaría. Ese día me escribe diciéndome que le gustaría ver como otro tío me folla. Yo le digo que perfecto, que si está libre esa noche me puedo buscar a otro activo y él venirse de mirón a pajearse. Acordamos eso.

Primero llega el activo y nos vamos poniendo en situación esperando a nuestro voyeur. Está algo cortado pero accede. No es la primera vez que me folla, porque de hecho suele pasarse de vez en cuando a usar mi ojal. Se la voy chupando para que se relaje y al poco ya la tiene dura. Me pongo en el sofá a cuatro y con el culazo en pompa en suspensorios. Él se pone el condón y me la mete. Comienza a follarme el agujero suavemente, haciendo tiempo hasta que llegue el otro chico.

Al poco suena el timbre y aparto el rabo de mi culo para poder ir a abrir. Dejo la puerta del piso entreabierta y vuelvo al sofá para seguir recibiendo por culo. Mientras me enculan, oigo el ascensor llegando a mi planta y a nuestro voyeur entrar y cerrar la puerta. Oigo sus pasos y lo veo entrar en la habitación. Guapo y espectacular, se quita el abrigo y se desabrocha el cinturón mientras nos mira atentamente. No se pierde detalle y pronto se coloca a nuestro lado haciéndose una paja mientras observa como recibo por el culo al otro chico.

El sofá brinca y se mueve un poco en dirección al balcón mientras el primer chico me usa. Otros días suele descargar bastante rápido, pero ese día, supongo que por la presión de nuestra mirón, le cuesta correrse. No obstante, en unos minutos, acelera su ritmo y empieza a jadear y se echa tensionándose sobre mi espalda mientras se vacía dentro de mi culo, en el condón. Espero que el espectáculo haya sido suficientemente bueno.

Se aparta de mi culo y se sube los calzones y los pantalones. Le digo que deje el condón lefado ahí en el suelo, que ya me encargaré yo, que mientras tanto sigo en la misma postura, a cuatro patas sobre el sofá con el culo en pompa. El activo deslefado saluda al mirón y se despide de nosotros mientras el otro continúa su paja.

El mirón tiene la polla dura y conforme el primer chico sale por la puerta me pregunta si puede metérmela. Le digo que por supuesto. Me pregunta si se pone condón o le dejo a pelo. Le conozco y  además es guapísimo, así que le digo que como él prefiera. Obviamente me folla a pelo. Mi culo ya está lubricado y abierto, así que su polla entra sin ninguna dificultad con un pequeño empujoncito. Me la encaja y me folla suave, agarrado a mis caderas, pero muy pronto empieza a gemir y murmurar cosas extrañas mientras arruga la cara y la lefa se le escapa a borbotones dentro de mí.

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