Pasan más tíos por mi culo que por el metro en hora punta.

 Regresé de mi viaje por las frías tierras nórdicas para encontrarme a mi clientela habitual desatendida. Los chicos de mi barrio están acostumbrados a usarme cuando les entra el calentón y es mi obligación atenderles en esa clase de necesidades fisiológicas, ya sabéis. 

Así que básicamente llevo a cuatro patas este último mes desde que actualicé el blog, dejando a los machos satisfechos (esta última semana sin ir más lejos me han follado once activos distintos). Unos nuevos, otros ya conocidos. Resumo brevemente algunos y luego desarrollo otros.

Un chico latino de 25 años, con flequillo, que se corrió en postura de misionero mientras yo le acariciaba la nuca sudorosa y lo sentía descargar dentro. 

Otro latino de 22 (repetidor) muy menudito, de piel tostada, que parece escapado de uno de esos vídeos de Twinktop. La  última vez me había follado con una camiseta blanca de tirantes enculándome al borde de la cama. Esta vez con gorra, se acopló a mi culo como un conejito y no salió hasta descargar todo lo que traía acumulado.

Otro habitual de 23 años, que me habrá follado ya por lo menos diez veces. A veces estamos hablando de nuestras cosas mientras follamos, como si fuéramos dos compañeros de gimnasio haciendo una rutina de ejercicios. Charlamos mientras le cabalgo y en un momento dado me dice "Pues me voy a correr, eh" y me da unas cuantas embestidas bruscas hasta vaciarse. Se sube los pantalones y hasta la próxima.

Otro chico de 24 años, larguirucho y pura fibra. Venía del gimnasio y le dije que no hacía falta que se duchara, que quería que oliera mientras me montaba. "Eres una cerda" me dijo. Y lo soy, pero él no se queda atrás y al poco me escribió para repetir fantaseando con usarme entre varios.

Mowgli, que es el mote que le tengo puesto, otro latino que debe tener ya 26 o así. Ya he hablado de él otras veces. Rasgos andróginos, pelo largo, piercings en los pezones. Rabo bien gordo que no te cabe en la boca. Es incansable y tiene fijación por los culos. Puede estar follando horas y no te deja el culo en paz ni un segundo. Cuando no tienes su rabo dentro, tienes sus dedos o su lengua o te está dando azotes. Si se la chupo me mete mientras dos dedos o si me descuido intenta meterme la mano entera. La única manera de tenerlo quieto es sentarme en su cara. Se vuelve loco lamiéndome pero al menos con la lengua me da un descanso para mi ojal.

Un gaditano veinteañero que se me acopló también a mi agujero como un perrito sin que le viera la cara y se me corrió dentro. Con condón obviamente, no lo suelo decir pero se sobreentiende. También otro chico de 28 con marcas de una intervención reciente en la línea donde nace el pelo en la frente. Como el telefonillo no iba, tuve que bajar a abrirle en chándal. Mientras subíamos por la escalera cuatro pisos, yo delante y él detrás, me iba bajando un poco el pantalón hasta debajo del culo para enseñarle mis nalgas redondas en suspensorios. Ojalá nos viera algún vecino a través de la mirilla. Yo enseñando el culo y él metiéndome mano en la raja, sus dedos algo ásperos en mi ojal, y luego llevándoselos a la nariz para olerlos. Otro marrano que me usó como agujero de descarga.

Volvió el chico italiano de 26 de este verano que había sido hetero hasta una semana antes de conocerme. Vino a mi ciudad y follamos un par de veces más. Es un chico encantador, alto, delgado, castaño pelirrojo con algo de vello facial y ojos de pícaro. Con él soy versátil y es muy exagerado cuando le meto la polla. Empieza a poner caras y gritar cosas como "Porca puttana! Cazzo! Santa Madonna! Eres un caballo o qué?" que me hace reír. Esta vez no me corrí en su culo pero sí me ordeñó con la boca y se la tragó toda. 

Otro italiano de 32 años, bajito pero muy mono. Breve, no tardó ni 9 minutos de reloj en llegar, desvestirse, montarme en estilo perrito, descargar dentro e irse. Me escribió luego varias veces para repetir pero no hubo manera de cuadrar horarios. 

Un español de treinta y pocos que vive en el extranjero. Moreno, buen cuerpo, muy guapo de cara y con unos labios que da gusto besar. Iba tan caliente que mientras se quitaba la ropa con prisas se le caía todo al suelo. Venía ya tieso y se lanzó a clavármela. Un animal enculándome rápido como si le dieran cuerda. Placa placa placa placa placa. La primera vez se corrió dentro y a los cinco minutos ya estaba preparado para la segunda ronda. Ese segundo polvo me hizo una doble penetración con su rabo y un dildo, que se me salían los ojos de puro gusto. Esta vez acabó con una paja mientras yo jugaba con su ojal. Después tuvimos tiempo de charlar, intercambiar números de teléfono y hasta me enseñó un vídeo suyo haciendo de activo en el Onlyfans de un actor porno profesional. No me sorprende que hasta las estrellas del porno le pongan el culo. Menudo semental.

Otro treintañero, colombiano aficionado al yoga y con una elasticidad a la hora de montarme digna de un contorsionista, también me folló dos veces seguidas, la primera corriéndose dentro y la segunda sobre mis nalgas. Me encanta cuando los dejo doblemente secos.

Sábado de madrugada me escribe un perfil en blanco. Al mandarme fotos por poco me caigo de culo. Es EL MACHO, un negro brasileño de 29 años y por lo menos 1'90 de estatura, de piel un poco más clara o más café con leche que otros que me han follado últimamente pero con rasgos y pelo afro, algo de barba, cara de empotrador y aspecto chulesco un tanto hortera de barrio, con tatuajes en la zona de pecho y escote, colgante de crucifijo y un dad-bod con barriga cervecera que el culo me hace palmas solo de verlo. Llega con una sudadera clara y unos pantalones de deporte oscuros. Trae una bolsa y saca de ella su tabaco y dos botellas de una especie de calimocho del que solo bebe él (es una botella de plástico de esas de zumo pero la he rellenado de vete a saber qué). En un momento de la noche hasta tengo que prepararle un sandwich para acompañar el calimocho. No parece tener prisa. Me hace poner una playlist en Spoti de techno duro, casi una rave parece mi salón. Se sienta en un sillón orejero y el sillón parece ridículamente pequeño comparado con el volumen del macho que se sienta en él. Me arrodillo a mamarle. Luego me pone a a cuatro patas en el suelo y me encula suave mientras va bebiendo a morro de su botella y fumándose un porro. Chunda chunda chunda la música techno sigue y él usándome a su ritmo. Me folla también sobre el sillón orejero, yo con una pierna en cada brazo del sillón ofreciendo culo y esa mole de macho en pie detrás de mí empotrándome. Follando no es especialmente cañero y resulta ser versátil. Me la chupa sentado él en el sillón y yo de pie. Veo sus pómulos y su barbita tensarse y formar un túnel mientras succiona mi polla. Luego se pone a cuatro patas en el suelo, su cuerpazo y su culazo enorrme ofreciéndose para que lo monte. Me pongo un condón y me lanzo a rellenarle el agujero. Lleva puesto en ese momento un arnés que me ha cogido prestado, así que agarro el arnés como las riendas de un caballo y me pongo a montarle y darle caña, azotándole en las nalgas, con mi polla perdiéndose en la inmensidad caliente de su culo.

Dos cuarentones, uno detrás de otro. El primero ni le vi la cara, llevaba mascarilla y gorro. Me enculó en el sofá. El segundo era un latino muy majo de grandes labios que me llamaba "puta barata" "menudo coñito tienes, puta" y acabó vaciándose dentro mientras me usaba en la postura del misionero. Más tarde esa misma noche me escribe un chico de 28 años barbudo que vive aquí al lado. Ya habíamos hablado otras veces de quedar, pero él quería sin condón y no habíamos llegado a un acuerdo. Esta noche me dice que vale, que se pone condón, que viene con el puntillo y quiere algo rápido. Le espero a cuatro patas con el culo en pompa en suspensorios. Nada más llegar se lanza a comérmelo intensamente como si quisiera perderse dentro de mi culo, su lengua y su barba amorrados a mi agujero. Se pone el condón y me monta como un perro a una perra. Noto su aliento a alcohol. Me folla ahora de pie y le puedo ver por fin (solo había visto su cara en foto). Es espectacular. Barba oscura espesa, cejas a juego, mirada profunda y pelazo. No es muy alto pero tiene un cuerpo perfecto de gimnasio con forma de V cubierto de vello y tatuajes. Está cañoncísimo, con la polla tiesa y medio borracho. Se arrodilla pajeándose y yo aprovecho para echarme hacia atrás y hundir mi culo en su cara. Lo tengo atrapado entre el culo y la pared. Me muevo en círculos contra su cara, separándome las nalgas para abarcarlo más, que se pierda en mi raja, restregándole mi ojal contra su nariz y su boca. Él apenas puede respirar pero me lame y huele como un perro, excitadísimo. Noto su lengua haciéndome cosquillas y dándome placer, noto su espesa barba aplastada contra mi culazo redondo. Tengo miedo de asfixiarlo contra la pared, pero él parece estar más cachondo que nunca, agarrándose a mi cadera, pajeándose y disfrutando siendo dominado y ahogado por mi culo. Al final no se puede correr porque va demasiado borracho, pero me deja el ojal como nuevo de reluciente.

Vuelve también otro chico treintañero del barrio, el mejor comeculos de todos. Tiene la lengua más larga y más húmeda de la ciudad y cuando le digo que me lama el ojal, se lanza a darme placer y puede echarse una hora haciéndome cosas con la lengua que no puedo parar de gemir. Esta vez lo llamé porque lo vi en Grindr de madrugada y acababa de follarme un turista, un negro inglés guapísimo. El turista me había entrado también por Grindr, un chico joven de cuerpo marcado, piel bastante oscura y velludo (vello en pecho, culo, huevos, piernas) con unos labios increíbles y también un poco de barba a lo John David Washington. La higiene no es su fuerte, porque los huevos le huelen a humanidad, pero eso me pone y mientras lo mamo aprovecho para olérselos y creedme cuando os digo que ese olor a macho me abre más el ojal que cualquier popper. Le lamo los huevos olorosos, le chupo sus pectorales (menudas tetas fibrosas). Me encula a cuatro patas chocando rápido como un conejo, me monta en doggy style, luego se me tumba encima. Echado sobre mí (yo medio girado) su rabo entra y sale de mi ojal mientras me besa con esos labios carnosos tan suaves que tiene. Mi mano se va mientras hacia su culo fibroso y velludo y busco a tientas su ojal, metiéndole un dedo. Qué agujero más estrecho y caliente. Así nos estamos besando mientras él me folla el culo y yo le hago un dedo. Se quita el condón y me pide preñarme, pero no le dejo, así que acaba haciéndose una paja sobre mis nalgas. Cuando se marcha llamo al comeculos para que venga a lamerme el ojal recién follado. Le pregunto si lo nota abierto, a qué sabe, si huele al rabo y a los huevos olorosos del negro. Acaba follándome él también.


Comentarios

  1. Tio no dejas que se te cierre el ojete jeje
    Buen trabajo, puedes estar orgullosa

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    1. Gracias! :)
      Pues llevo una semana sin follar!! Uff... Ahora mismo me dejaría montar literalmente por cualquiera.

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    2. Eso ya lo haces siempre zorrón, jeje
      Imaginate si estuvises con el cb de castidad como yo, y llevases tres semanas sin descargar...

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    3. Jaja, pues es verdad. Al final el sábado me montó un chaval francés de origen árabe o argelino o a saber. Menos mal, porque ya estaba que me frotaba contra las puertas. No sé cómo puedes aguantar tú tres semanas.

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    4. Lo hago por los machos, en castidad estoy a 100, dedicado solo a complacerles.
      Lo que sea por ellos.. jeje

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    5. Ah, había entendido otra cosa. Eso es admirable ;)

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  2. Respuestas
    1. Gracias y bienvenido ;)
      La verdad es que si por mi fuera estaría sirviendo a los activos con mi culo 24/7. Lástima que no siempre pueda y tenga que perder el tiempo en cosas como trabajar o dormir.

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