"Hard On", una macroorgía con cientos de tíos

Hard On es una fiesta sexual con dresscode fetish que, si no me equivoco, se celebra periódicamente en Amberes y Londres. Nunca había estado ni sabía siquiera de su existencia, pero esta vez dio la casualidad que me pillaba literalmente a diez minutos de donde me estaba hospedando, así que compré una entrada y fui para allá. 

La fiesta duraba de 22 a 5 a.m. y creo que debí llegar a eso de las 23:30 o medianoche, porque antes había estado ocupado poniendo culo en el hotel a un par de tíos con la idea de ir ya abierto al local. El primero, un chico de 30 años de nick BBC (o sea Big Black Cock). No mentía en su nick. Cuando llega es un chico guapo, con fina barbita, gorra y chándal. Tiene un cuerpo atlético y firme, de piel oscura y suave y unos muslacos que parecen columnas a los que me agarro para meterme su largo rabo en la boca. Se la chupo a duras penas porque mi boca no tiene la capacidad que tiene mi trasero. Me coloca a cuatro patas al borde de la cama y me la mete del tirón. Me sorprende cómo un rabo tan grande me entra con tantísima facilidad, sin el más mínimo esfuerzo. Aun así le halago diciéndole lo grande que la tiene, "In Spain we call it pollón", le digo parafraseando la canción, "It means 'big dick'". Él ríe y me contesta "Is that what you do? Taking dicks all night long?". Pues sí, esa es mi esmerada labor, guapetón. La enculada prosigue a su ritmo, plas plas plas plas, con ambos gimiendo hasta que finalmente la saca a tiempo de que unos buenos chorrazos de lefa calentita me empapen la espalda.

Se va y su puesto en mi culo lo toma el siguiente tío, el típico inglés treintañero, blanquito y rubio rojizo. El polvo con este chico es bastante intenso, arañándome conforme se agarra a mi espalda, a mis caderas y a mi sacaleches. Tan intenso que la cama se va moviendo y acaba casi en el otro lado de la habitación. Con todo, no logra correrse.

Después de esas dos folladas seguidas, considero que ya estoy lo suficientemente abierto, así que me preparo para la fiesta. Suspensorios con bandas tipo liguero en los muslos, calcetines deportivos, arnés de hombros, dogtags y un par de brazaletes. En la cola del local te preguntan si llevas poppers y te cachean incluso para quitártelos. El motivo no es que se preocupen por tu salud, el motivo es que los poppers los venden ellos dentro en una mesa y quieren hacer negocio. Unos hachas. Yo solo llevaba condones y lubricante, así que sin problema. Una vez dentro pongo mi ropa de calle en una bolsa, me dan un número (soy el 255 y eso que la fiesta apenas lleva hora y pico, así que seguramente a lo largo de la noche alcancemos los 400 tíos o más) y me lanzo al lío.

Lo primero que veo es una pista de baile tipo discoteca, con  todo el mundo desnudo o con suspensorios, arneses etc... No cabe un alfiler y el nivel de los tíos es bastante alto. Hay algunos realmente guapos. En el lateral tienen una barra en la que me pillo una cerveza mientras admiro a un chico bellísimo que está delante de mí, mulato o negro, vestido con uno de esos singlets de hacer wrestling como de látex brillante. Tiene un cuerpo precioso y un culazo que a duras penas le cabe en el singlet y que cuando se inclina para hablar con el camarero lo presiona contra mi paquete. A este chico solo lo vuelvo a ver una vez en toda la noche, bajándose la cremallera del singlet para sacarse el rabo, ponerse un condón y follarse a un tío random en un sling.

Al lado hay una zona de paso con sofás, donde veo alguna gente descansando y un tipo mayor enculando a un asiático con cara de estar disfrutando como nunca. Ahí me cruzo por primera vez a un negro cachas rapado y con septum, uno de esos pendientes de aro en la nariz como de vaca o toro, que al verme me saluda sonriente con un "Oh, hello" y se presenta. No recuerdo su nombre pero nos besamos y nos acariciamos allí mismo de pie. Luego sigo con mi putivuelta esperando verle después.

Subiendo unas escaleras hay un cuarto oscuro, muy oscuro, atestado de gente frotándose unos con otros y en el que cuesta respirar más que en una sauna finlandesa. Solo con cruzarlo ya sales sudando, un agobio. 

Y al fondo está lo bueno, una orgía de dos plantas. La de arriba con una iluminación escasa y rojiza, con una zona elevada central con varios pasivos ofreciéndose a cuatro patas. La de abajo divivida en dos, por un lado un pasillo donde ves a la gente follando a contraluz y por otro una zona más amplia con poca iluminación, como un resplandor blanquecino, con slings a ambos lados y gente follando por doquier, a pelo generalmente.

Un tío negro con gorra me hace indicaciones para que me acerque, así que le obedezco, le acaricio el rabo y me arrodillo a mamarle. Arriba, en la zona de la luz roja, me lío con otro chico bastante joven, bajito y muy mono, con pinta de brasileño y que resulta ser brasileño. Las apariencias no engañan. Primero se la como de rodillas, luego de pie me da la vuelta y empieza a meterme sus dedos por el ojal a lo bruto. Me hace gemir y abrir la boca cuando intenta entrar con su manita hasta la cocina. Creo que pretende fistearme delante de todos y en un momento dado le tengo que parar. Luego me mete su rabo y me encula allí mismo de pie en medio de la multitud. 

Otro tío muy atractivo, con pinta como de Oriente Medio, me mira y me sonríe. Es espectacular: ojos profundos, barba espesa, alto como un armario, cuerpo fuerte pero con su capita de grasa y mucho vello en todas partes; pecho, abdomen, hombros, culazo... Nos besamos, tiene una lengua larga y húmeda y el roce con su barba me excita. Me pone a mil, pero el tipo resulta ser pasivo. Igualmente me beso con otro chico negro muy menudito, con una sonrisa preciosa pero también pasivo.

Estoy abajo, en la zona blanca, y me llama la atención un tío que está ofreciéndose a cuatro patas. Parece mulato o latino pero es difícil saberlo porque lo único que veo es un CULAZO moreno y turgente en suspensorios, ofrecido a cuatro patas. Me tiene hipnotizado así que me la saco, me la pongo dura y se la enchufo. Su culo es un gran tunel caliente que me follo sin compasión, azotándolo y agarrándome al arnés de su espalda. Es tan acogedor que podría correrme en él, pero en esto que giro la cabeza y veo al barbudo guapísimo de Oriente Medio de pie a mi lado, enseñándome su espalda, sonriendo picaronamente y agitando sus nalgas peludas para que le preste atención a él. Así que la saco del culazo moreno y me acoplo a la espalda del barbudo. Mis manos se agarran a sus hombros cubiertos de vello y mi polla se pierde en su cálido interior, mientras sus nalgotas peludas chocan una y otra vez contra mi pelvis. Tengo que parar pronto porque estoy a punto de correrme y no quiero acabar tan pronto.

Sigo dando una vuelta y en ese momento entra a la fiesta un tío espectacular. Un chico negro con rastas recogidas en un moño, algo de vello facial y un cuerpo que es pura fibra y músculo, esculpido como una escultura griega. Avanza lentamente por el centro de la zona blanca, vestido solo con unos suspensorios y moviéndose al ritmo de la música electrónica con una chulería y seguridad que ni Tony Manero entrando en una discoteca. Es una imagen increíble: su espalda y hombros atléticos, su piel oscura y las rastas que veo a contraluz entre el resplandor blanquecino y esa especie de humo en el ambiente, los beats de la música electrónica y los jadeos de decenas de tíos follando a uno y otro lado de su paseo triunfal. En un momento mira hacia donde yo estoy y nos quedamos los dos sosteniéndonos la mirada unos segundos, pero luego la baja y sigue su camino. 

Lo vuelvo a ver a los pocos minutos arriba en la zona roja. Está en la otra parte de la habitación, con un cerdo con máscara de látex arrodillado a sus pies mamándole (literalmente va vestido de cerdo de látex) y otro tipo a sus espaldas sobándole desde atrás los pectorales. El chico me sigue buscando con la mirada y manteniéndola fija en mí desde el otro lado de la habitación, así que poco a poco voy cruzando entre la multitud hasta ponerme a su lado. Nos besamos y el tipo que había a su espalda me cede su sitio. Su culazo es pura fibra y está tan empinado que apunta al techo casi, así que me cuesta un poco metérsela porque además es más alto que yo, pero finalmente lo logro. Me agarro a sus pectorales como piedras con las manos y le beso de medio lado mientras me roza con sus rastas y mi rabo explora a fondo su culazo negro.

De vuelta a la zona blanca, hago de voyeur observando a un pasivo alto y guapísimo, castaño, con barba, cuerpo atlético velludo y culo peludo en suspensorios. Menuda belleza. Se destaca sobre el resto de los mortales. Está de pie y tiene detrás a un hombre maduro negro, de cuerpo grande y barba canosa que se lo está follando a pelo. Después del negro maduro, otro tío toma su lugar, mientras el pasivo está tan pancho de cháchara con sus amigos. Sus colegas, también bastante guapos, han venido a hablar con él y él los atiende entre risas como si no hubiera en ese momento un tío dándole por detrás y otro haciendo cola. Me encanta la escena y me pone entre cachondo y envidioso, porque de momento he hecho de activo y solo me ha reventado el culo el brasileño.

Así que me coloco en un sling libre a ofrecer culazo. Apenas me he abierto de piernas, aparece el negro cachas con el anillo de aro en la nariz con el que me había cruzado al entrar al local. Sin mediar palabra embiste mi pobre agujero con su rabo de toro, del tirón todo para dentro, y me folla a saco mientras me besa y me mira sonriente. Se retira y otros tíos van tomando su lugar en mi culo: uno con bigotillo y pinta de Europa del Este, muy cañero, otro blanquito blanquito también muy bestia follando, un tipo grandote bastante basto, otro que apenas podía mantener su polla erecta y la sujetaba con la mano mientras me penetraba... Y más que no recuerdo. Creo que en total fueron siete los que me follaron en el sling. También se pasaron un negro que quería fistearme y un blanco con bigotillo que quería mear en mi culo, pero les dije a ambos que no.

Es ya algo tarde así que recojo mis pertenencias y me cambio. Mientras me visto pasan varios tíos insinuándose. Desde luego hay que tener mucha fuerza de voluntad para salir de esta fiesta, pero finalmente lo hago y vuelvo dando un paseo hasta el hotel.

Al llegar enciendo Grindr y me escribe un vecinito muy joven y guapo, rollo twink, pero está de colocón y no es mi estilo. Finalmente se pasa otro chico de 28 años, negro y  de cuerpo muy grande, con una gran barriga que me encanta y que es casi lo único que veo mientras me arrodillo a comérsela. Pero tiene una polla pequeñita y poco funcionante porque son las 5 de la mañana y ha bebido demasiado. Una pena. Me dice que lo siente y que volverá al día siguiente si estoy disponible, pero esas son las últimas noticias que tengo de él.

Al día siguiente por la tarde había otra fiesta en el mismo local, pero estaba cansado (el sábado en total me follaron el culo diez tíos, mamé a otros dos y me follé como activo a otros tres) así que decido quedarme en la habitación del hotel recibiendo a cuatro patas a quien venga. Se pasa un tipo polaco de 41 años, guapo, rapado, barbudo, bastante atractivo, que me había follado ya unos días antes. Está en PrEP y con análisis reciente en el que todo está ok, así que lo elegí para que me rellenase como un bollo de crema chorreante. Es un tío muy majo aunque también algo intenso. El primer día vino de madrugada y no apartó los ojos ni un segundo de mí mientras me follaba. Esto puede resultar un poco intimidante o agotador, pero noté que era porque le gustaba mucho, así que en cierto modo me halagó. Esa primera vez acabamos con él tumbado y yo cabalgándole a pelo hasta que empezó a correrse en mi interior y de la excitación me corrí yo a la vez sin tocarme. Como una fuente, su leche entrando en mi culo y la mía a la vez saliendo a trallazos sobre su abdomen. Luego nos quedamos hablando y el tío era muy simpático y zalamero a más no poder, todo el rato con piropos "God, you are so handsome. It's insane! I didn't know if I wanted to fuck you or just to look at you", lo cual es una exageración como una casa porque yo solo soy resultón y poco más, pero siempre se agradecen este tipo de comentarios. Seguimos en contacto y a los tres días volvió a la carga, el domingo, tan besucón y atento como la primera vez. Esta vez acabamos en la postura del misionero, yo con mis piernas abiertas en el aire y él dentro de mí, mirándonos fijamente con nuestras caras a escasos centímetros mientras observo con curiosidad todos los cambios que se producen en la suya durante el orgasmo. Está descargando dentro de mí y lo veo poner muecas, fruncir el ceño, abrir la boca como una "O", temblar, gemir de placer y alivio mientras me va llenando a rebosar de leche polaca. Después se queda así dentro de mí, con su rabo ejerciendo de tapón para que no se me salga la leche, respirando pesadamente recuperándose del esfuerzo de la corrida, mientras yo preñadísimo le acaricio cariñosamente la cabeza y la espalda y le doy besitos. Nuevamente, después del polvo se vuelve extremadamente zalamero y me dice cosas como que si yo viviera allí sería el rey de la ciudad y podría llegar a los locales y decir "tú, tú y tú, para mí".  Otra exageración como una catedral de grande, pero nuevamente se agradece. Como todo el mundo, tengo mis inseguridades y la verdad es que me viene muy bien que un tío guapetón como ese me suba la autoestima con toda esa zalamería. De hecho seguimos en contacto en RRSS, por lo que espero que el nivel de peloteo no decaiga. Y algo me dice que volveremos a encontrarnos en un futuro y volveré a chorrear leche polaca por el ojal.

El polaco no fue el único que se pasó por mi habitación ese domingo. Antes de él me habían follado ya un par de chicos. Uno negro de 25 años, rellenito y con cara agradable, dulce y con culazo. Y otro de 21 años que quería un polvo exprés y casi anónimo a cuatro patas. Ambos se corrieron dentro de mi culo pero con condón. Después de estos dos chicos y del polaco, aún vino un cuarto, un andaluz de 32 años, alto y muy guapo de cara. Un tío cañero besando y enculando. Y morboso, que me preguntaba cosas como "¿Llevas muchas preñadas este fin de semana?". Me folló con condón pero todo el rato iba diciendo "Qué culazo tienes, cabrón. Menuda preñada te metía" como esperando que le diera permiso para quitárselo. En un momento estoy yo reclinado en la cama y él de rodillas detrás de mí bombeándome el culo, y me dice "Yo es que con condón me cuesta correrme" pero ni cinco segundos después empieza a gemir y venirse dentro de la goma. Pues no te ha costado tanto.

Luego iba a venir un quinto, un californiano de ascendencia india, con cejas espesas, grandes orejas de soplillo y un pollón igual de grande. Venía dispuesto a darme su "load in your ass", pero no encontró medio de transporte para llegar a tiempo a mi hotel y la hora se me echaba encima para coger el avión de vuelta. Una pena.



Comentarios

  1. Que bien te lo montas! , jeje
    Desde luego no hay comparación posible entre los club de sexo o fiestas/orgias que se va a eso a los simples locales gay.
    Mi ilusión (inalcanzable), participar en un mercado de yeguas ;-)

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    1. Yo he estado en dos, la primera vez como pasivo y la segunda como activo. Como pasivo me follaron 15, que está muy bien, pero aun así me resultó un poco tedioso e incómodo estar tanto rato con la capucha en la cabeza. Creo que me gustó más la experiencia como activo. Probablemente repita en breve, ya os contaré ;)

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