Los batidos de proteínas después de entrenar me los dan por el culo

¿Me echábais de menos? Llevaba perdido bastante tiempo sin actualizar el blog. Buena parte de estos meses estuve tomándome un descanso de mis labores como agujero de uso público, por motivos familiares y también por motivos personales. Me lesioné y estuve convaleciente una temporada. Temporada en la que tampoco podía entrenar, claro, por lo que perdí la forma física. Me llevó un tiempo volver a estar al 100% para ofrecer mi culo a los activos y cuando lo hice respondieron como era de esperar en estos meses de primavera en los que todos andan cachondos: llenándomelo de corridas espesas y calentitas. Buenos batidos de proteínas que han hecho milagros en mi recuperación.

Pero a veces no estaban lo suficientemente bien batidos y tenía que venir después algún voluntario a volverlos a batir y de paso darme aún más proteínas. Ya me entendéis.

El primero es un chaval del barrio de 25 años, con tattoos y septum en la nariz pero cara de buen chico. Tenía ya visto su perfil porque es de esos que miran a menudo el tuyo pero nunca se deciden a escribir. Hasta esa noche, que me da un tap y luego conversamos un rato hasta que me pregunta "Te preño?" y yo le digo que OK. Llega algo nervioso, le cuesta ponérsela dura pero finalmente lo consigue a ratos. Cuando ya creo que no va a poder correrse noto que acelera su ritmo y me encula violentamente a cuatro patas hasta acabar con un "Oooorrrfffff" y correrse dentro de mí entre jadeos. Cuando se va, me pongo en pie, abro las piernas y empujo para soltar toda su lefa que cae desde mi ojal como una cascada de leche sobre el suelo del salón. Le hago una foto a su corrida, espesa y de un color blanco transparente. Una cantidad bestial de lefa la que me había dejado de recuerdo.

El siguiente es un tío andaluz de 33, fibrado, moreno y con cara de pillo. Le recibo con el culo en pompa y me lo come mientras empujo para sacar el ojete y notar su lengua jugando con él. Me folla como a una perra y en un momento dado me dice que tiene ganas de mear y que quiere hacerlo en mi boca. Nos vamos al baño, yo de rodillas y él de pie delante de mí. Me meto su polla en la boca y empiezo a notar el líquido caliente inundándomela, que trago y trago sin derramar nunca una gota. Debe tener la vejiga llena porque mea durante un buen rato en el que yo trato de respirar por la nariz para no ahogarme. Sus meados saben a agua, por lo que imagino que antes de venir al apartamento se debió beber al menos un litro para tener ganas de mear. Ya venía con esas intenciones. Después de tragarme su meada llega el momento de su corrida, para que este tío se vaya hoy de mi casa con la vejiga y los huevos vacíos. Yo no derramo ni una gota por ninguno de mis dos agujeros. Me dice entre gemidos "Te voy a preñar.... Hijoputa tío, ahí con el coñito abierto" y se pone en tensión viniéndose dentro de mi agujero.

La noche siguiente, otro chico andaluz de 24, cuerpo promedio y pelo rizado, que me usa a cuatro patas hasta descargar y luego me ha escrito varias veces porque quiere repetir. Esa misma noche, viene después un chico canario de 22 años, muy atractivo. Su cara me recuerda al que hacía de novio asesino de Sidney en la primera Scream, pero su look va más en la línea del mudo de Toy Boy, con el pelo recogido en una coleta o moño, perilla y algunos tatuajes muy originales. Le recibo con el culo en pompa y se lanza a comerlo. Luego se pone un condón y me monta como un perro y en varias posiciones más. En un momento dado estamos los dos descansando tumbados y me pongo a restregar mi culo contra su polla, que se vuelve a poner dura. Me la mete ahora a pelo y me folla así de lado mientras me pajea hasta que no puedo más y empiezo a correrme entre gemidos, soltando trallazos de leche que van a parar a todas partes. Cuando acabo, él recoge con sus dedos mi corrida y me la lleva a la boca para que la saboree. Relamo mi propia lefa de sus dedos y me va dando más y más. Entonces me besa para que se la pase con la boca. Un pringoso beso blanco en el que se enredan nuestras lenguas en una mezcla de saliva y lefa calentita. Después de eso el chico se queda dormido aún sin correrse, porque son las mil de la madrugada. Observo su carita mientras descansa, esa sensación de relax, su naricilla y su boca preciosa con restos de lefa en la comisura de los labios.

Un brasileño de 26. Incansable. Con este tuve que fingir que me mareaba y que no me encontraba bien para que se fuera. Porque si por él hubiese sido habría estado 10 horas seguidas de mete-saca mete-saca sin acabar.

Un chico caribeño de 27, guapísimo de cara, con unos rasgos finos, andróginos. Muy alto, fibrado, gran melena rizada que unos días llevaba recogida y otros no. Mientras está en mi ciudad quedamos regularmente, casi a diario. Todas las veces se corre dentro de mi culo, pero con condón. Su rabo es quizá demasiado largo y tienes que acostumbrarte a tener algo tan grande dentro. Jugamos con roles (en una ocasión yo soy el médico que le saca la leche al paciente con el culo, mientras él me dice nervioso cosas como "Esto no es ético, doctor. Qué dirá mi esposa si se entera"). Le ponemos nombre a nuestros culos (el suyo es redondo, fibroso y bronceado, en el que da gusto hundir la cara y lamer y lamer como si no hubiera un mañana) y entre polvo y polvo podemos hablar durante horas, darnos masajes, oír música, cantar o beber mientras reunimos fuerzas para la siguiente follada. Ojalá no hubiese tenido que marcharse. Fueron unos días geniales.

Otro chico de 25, asiático y repetidor. Y otros dos latinos de 24 y de 28, el primero ya es un habitual y el segundo era la primera vez que probaba mi culo pero algo me dice que no será la última. Los tres me usaron simplemente como agujero de descarga. También viene un chico de 24, muy delgado y fibrado, con una gran mata de pelo rubio rizado. Viene cachondísimo y acelerado, sin perder ni un minuto para empezar a usarme. Me encula a saco como si no hubiera nadie al otro lado de ese pedazo de carne que es mi culo. Finalmente se hace una paja y toda su leche va a parar a mi cara y mi pecho.

Otro que repite es un tipo atractivo con pelo y barba canosa, de unos 50. Un macho al que recibo a cuatro patas con un tanga rosa y mi culazo redondo depilado. Se pone burrísimo al llegar y ver mi culo ofrecido en pompa, así que separa la tira del tanga para hundir su cara en mi ojal, antes de meterme a pelo su rabo de dimensiones perfectas y encularme a cuatro patas como a una vulgar perra. "Qué coñito tienes, puta" me dice mientras me encula a saco. "Los culos de puta están para preñarlos" le contesto yo. Y eso hace. En un momento acelera sus embestidas y exclama "Que viene, que vieneeee"  agarrándose a mi espalda vaciando su rabo palpitante dentro de mí mientras yo sonrío satisfecho. Ahora quiere volver otro día y compartirme con un amigo suyo casado (casado supuestamente hetero).

Aunque me limpio después, el siguiente chico en follarme ese día nota aún restos de la lefa del macho. Está taladrándome el culo y en un momento me susurra al oído entre morboso y divertido "¿Tienes corrida en el ojete?". Mi respuesta afirmativa solo hace que se excite más. Este chico, de unos 25 años o así, es otro habitual. Era el protagonista de la entrada del blog "Al salir de clase vente a descargar". Esta noche usa mi agujero durante largo rato, pero le cuesta acabar. Al final se tumba a hacerse una paja mientras me pide que le coma los huevos. Cuando está a punto de correrse, me avisa para que me siente sobre su rabo tieso y me lo meta hasta el fondo para poder terminar dentro de mí y rellenarme de crema.

Finalmente, un mexicano de unos 30 años aprox. Guapo, fibrado, tatuado y morboso. Primero me come el ojal a cuatro patas y luego me encula a pelo. Me va diciendo todo el rato "Qué ricooo" con su acento latino. Es un dom top y de vez en cuando me da estocadas bruscas para recordarme quién manda aquí. Es además algo contorsionista en las posturas en las que me folla. Se acopla a mi espalda y mi culo encaramándose como un mono, sin cesar nunca el metesaca, o me pisa la cara aplastándomela contra la cama, humillándome mientras me taladra el ojal. Son sus maneras de recordarme que yo solo soy un puto agujero con el que ha decidido sacarse la leche esa noche. Estoy completamente a merced de este macho y cuando me abre de piernas y me folla en modo misionero, nos miramos fijamente a los ojos y disfruto viendo su cara, que empieza a gemir y a gruñir y a poner muecas de placer, y yo sonrío vicioso mientras le acaricio las nalgas y lo atraigo más hacia mí, para que no salga ni un milímetro de su rabo de mi ojal y no se pierda ni una gota de su lefa mientras me preña, vaciándose trallazo a trallazo dentro de mí.

Comentarios

  1. Pues si que te he echado de menos, sí. Espero que estes del todo recuperado que, por lo que leo, ya has dedicado a hacer unos buenos ejercicios de recuperación, jaja ;-)
    Muy morboso el pissing. Yo lo he probado, siempre externo, y tiene su punto morboso y guarrete que me pone bastante.
    Lametones :-P

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    1. Hola, perro ;) Gracias por comentar. Yo no suelo hacer pissing, de hecho en todos estos años de blog creo que solo me han meado tres veces. Pero este año ya van dos: uno en la boca y otro dentro del culo. El que me meó en el culo lleva semanas dándome taps en Grindr así que creo que quiere llenarme de nuevo. Da mucho morbo, aunque en verdad también prefiero meada externa, igual que tú, y acabar bien empapado en meados de macho.

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