Me abro de piernas para 18 desconocidos en una fiesta (y para un total de 25 activos en menos de 24 horas)

Dieciocho tíos en una fiesta el sábado noche... y a la tarde siguiente puse culo para otros siete. Pero vamos por el principio: es sábado noche y vuelvo a Hard On, esa macroorgía con cientos de asistentes que se celebra una noche al mes en Londres y en la que ya estuve una vez. Una experiencia morbosísima que compartí por aquí.

A la entrada hay una seguridad tremenda donde te registran todo, pero luego el ambiente dentro es bastante distendido. Hay gente de todas las edades y razas, algunos ejemplares de macho realmente espectaculares con cuerpos de dioses del Olimpo, y varias salas o ambientes. Primero entras a la pista de baile, con su barra y un montón de tipos desnudos o en arnés dándolo todo. Una vez que atraviesas la pista de baile está lo que yo llamo la zona blanca: una gran sala iluminada solo con un leve resplandor blanquecino, con varios slings en fila, música electrónica y olor a popper en el ambiente. Es el área más amplia para follar. Luego está la zona roja, subiendo unas escaleras resbaladizas desde la zona blanca. La zona roja es pequeña y está atestada, apenas te puedes mover, y en ella hay una estructura central donde se ponen los pasivos a cuatro patas para que los monten, pero no hay manera de pillar sitio ahí. Esta vez encuentro la zona roja muy poco iluminada (con su luz rojiza, obvio) y poco ventilada. Resulta bastante agobiante estar ahí, sudando, sin poder moverte apenas ni ver nada; así que paso la mayor parte de la noche poniendo culo en la zona blanca. Luego hay una tercera sala subiendo unas escaleras, justo entre la pista de baile y la zona blanca, pero ahí apenas paso unos minutos al final de la noche viendo como un negro cachas vestido con un arnés, llega, se baja la bragueta, saca un rabo caballuno y se lo enchufa al primer culo anónimo que está ofreciéndose a cuatro patas. Ojalá haber sido yo.

Pero no me puedo quejar de mi productividad esa noche. Llego a Hard On a eso de las 23:30 (la fiesta dura de 22 a 5:00 si no me equivoco) vestido con un arnés de cuero en forma de X y una especie de tanga de tiras también de cuero, que me hace culazo de puta.

A la entrada me pillo un bote de poppers (no te dejan traer de fuera) y un botellín de cerveza que bebo mientras paseo inspeccionando, viendo a decenas de tíos follando a mi alrededor, culazos en pompa, rabos tiesos y mucho cuero. En la sala roja, un tipo se acerca y se agacha para sacarme el rabo del tanga y metérselo en la boca. También en esa sala, en la que apenas puedes caminar de toda la gente que hay, me topo con un chico bastante guapo aunque bajito que ya había visto antes, con pinta de alemán, con bigotillo rubio y vestido con un singlet que deja al descubierto su culo perfecto. Como no puedo apenas avanzar con toda la gente que hay, estamos atascados y su culo no para de rozar mi paquete hasta que noto que mi polla se está poniendo morcillona con el roce. Así que me la saco y empujo la punta de mi rabo contra su ojal, que se abre para recibirme encantado. El chico se vuelve para ver quién se la está metiendo y me besa (luego cada vez que nos crucemos por el recinto me mirará con cara de "métemela de nuevo", pero ya sabéis que mi verdadera vocación es la pasividad). Se está realmente calentito ahí dentro mientras exploro su acogedor interior, restregando mi rabo contra las paredes de su culo. Pero la follada dura poco porque no quiero correrme y decido bajarme a la zona blanca, mucho más espaciosa y donde puedes respirar y ver mejor al resto de participantes. 

Aún estoy en lo alto de la escalera que comunica ambas zonas, cuando me entra un tío y me da la vuelta para follarme a saco contra la barandilla. Es morboso estar ahí, recibiendo embestidas agarrándote para no caerte, siendo enculado sin compasión por un desconocido random mientras el resto de la gente nos esquiva para entrar o salir de la sala y usar las escaleras. 

Continúo bajando las escaleras y me paro en un descansillo / mirador que hay a medio camino, desde donde se ve la orgía de abajo en la sala blanca. En ese momento sube las escaleras un chico joven con pinta de cani chungo, con el pelo bicolor, lleno de tattoos, piercings en nariz (un septum de toro), orejas y, como descubrí más tarde, hasta un Prince Albert en el rabo. Un chico que echarías a correr si te lo encontrases en un callejón de noche, pero que allí en mitad de aquella fiesta me resulta llamativo y morboso. El chico va subiendo las escaleras hacia la zona roja y se para y se me queda mirando. Parece que le gusto (a pesar de que no podemos ser más distintos) pero en ese momento solamente se me queda mirando, ahí quieto sin acercarse ni entrarme.

Finalmente llego a la zona blanca, donde hay varios slings en fila. En un momento dado (a decir verdad, en varios momentos de la noche) me armo de valor, me bajo el tanga como quien se quita las bragas y me subo a uno de los slings ofreciendo culo. Diecisiete tíos en total aceptaron mi ofrecimiento. A la mayoría ni los recuerdo, pero sí la sensación fantástica de sentirme usado, de ser solo un agujero para un montón de tíos excitados que vienen a usarme con su instinto animal, turnándose porque han encontrado un jugoso agujero libre para usarlo y disfrutarlo. 

Esto de los slings en fila es como las casetas de la Feria del Libro, que unas tienen más éxito y otras menos. En unas la gente hace cola para que les firmen y en otras no tanto. En ese sentido debo decir con orgullo que mi caseta fue la que más visitantes tuvo esa noche, pero a la vez había veces que tenías a algún tío random usando tu culo durante lo que parecía una eternidad y mientras tú estás ocupado llegaba un tío espectacular a que le "firmasen un autógrafo" en la caseta de al lado. Y en ese momento solo querías comunicarle telepáticamente "Mira hacia acá, mira hacia acá!" pero al final me quedaba mirando frustrado con no poca envidia. Pero bueno, no se puede tener a todos los tíos del local.

Entre los 17 que se pasan por mi caseta (el núm 18 es el que me folló en lo alto de las escaleras) recuerdo a un tipo fibrado y con barbita que me encula con tanta intensidad que temo que la estructura de los slings se descujaringue y se caigan como un castillo de naipes. Recuerdo también a un abuelo inglés con el pelo blanco, muy polite, muy educado, que me pide permiso para usarme y luego me da las gracias varias veces al irse. También a un norteamericano de origen asiático, que me pide mi instagram para hacerme follow mientras me está follando. Me deja su móvil (yo el mío no lo llevo porque pensaba que en este tipo de sitios no dejan llevarlo por si la gente hace fotos o vídeos) y me pide que introduzca mi perfil de IG y le dé a seguir. Realmente es complicado teclear en un teléfono mientras te embiste el culo el propietario del mismo. Otras veces en clubs de sexo me han pedido mi número o mi perfil en redes antes o después de follar, pero es la primera vez que me lo piden durante el polvo. 

Y finalmente uno de los 18 tipos que me follan esa noche es el joven fibrado con pintas de cani chungo, lleno de piercings y tattoos. Cuando me ve abierto de piernas, se acerca y me pide permiso con la mirada. Le digo que adelante y él todo satisfecho se mete dentro de mí hasta el fondo con su rabo tieso con un grueso piercing de aro en la punta. Tiene cara de maniaco salvaje, con su pelo bicolor, el septum del hocico brincando con las embestidas, sonriendo mientras usa a su puta sin ninguna consideración, el piercing de su rabo chocando contra las paredes de mi culo como el cencerro de una vaca, mientras su dueño me taladra y se agarra a la estructura del sling para poder embestirme con más intensidad. Nadie me preñó esa noche, pero a este chico le habría dejado. Me habría encantado ver sus muecas de placer mientras se corre dentro de mí y la lefa sale disparada a trallazos y queda goteando desde el piercing de la punta de su rabo.

Al día siguiente, voy a Vault 139. En Vault 139 estuve ya una vez hace bastante tiempo (lo cuento en una de las primeras entradas de este blog). Aquella ocasión fue un día entre semana y conforme entré por la puerta y dejé mis cosas en una pertenencia, un chico guapo y muy intenso de Sri Lanka me cogió de la mano y me guio a un cubículo donde me puso a cuatro patas y me enculó entre gruñidos. Se corrió dos veces. Luego estuvimos sentados de charla en una sala al lado y no recuerdo mucho más. 

En esta ocasión voy en domingo por la tarde, con el culo aún escocido por la tremenda caña que me habían dado la noche anterior, y tengo más ocasión de explorar el club en condiciones. 

La verdad es que Vault 139 me gusta. No es un club muy grande pero es más o menos espacioso. Está limpio y lo suficientemente iluminado para saber con quién follas. Tiene alguna zona de relax en torno a la barra o en una pequeña salita adyacente, que creo que es donde estuve con el de Sri Lanka hablando aquella vez. Hay cubículos para follar con unas puertas como las de los saloon de las pelis del Oeste, que se puede ver todo desde fuera, pero esta vez no las visito. También encuentras una sala grande con una pared de espejos y una zona acolchada amplia para sexo en grupo, así como un pequeño pasillito iluminado en rojo con asientos acolchados a ambos lados para que la gente descanse o folle.

En la entrada conozco a un chico muy joven y delgadito, asiático con gafas, pasivo y algo tímido, con el que charlo varias veces a la largo de la tarde. Vamos a pedir algo de beber y por poco me tiene que recoger del suelo cuando veo al camarero, un negro guapísimo y musculoso que contemplarlo vale por sí solo el precio de la entrada. Lástima que esté trabajando al otro lado de la barra. En su lugar se la como a otro negro, no tan espectacular pero atractivo también, ya de rodillas en la sala grande al final de la noche.

La verdad es que cuando voy a este tipo de sitios me cuesta mucho lanzarme y entrar en situación. Suelo ir de tarde en tarde y la mayoría de las veces me largo sin follar, simplemente me limito a mirar, charlar y dar unas vueltas al local. Este parecía ser uno de esos casos, incluso un chico se acercó a preguntarme si estaba bien porque me veía un poco distante con mi cerveza, lejos de donde la gente estaba sobándose en grupo. 

Pero luego cuando empiezo, en cuanto siento el primer rabo dándome por culo en público, algo hace click en mi cabeza y no puedo parar. Esto ocurrió al buen rato de haber llegado al local. Estoy dándome una vuelta con el pasillo cuando un tipo guapo, con media melena (le da un aire al actor porno Dante Drackis pero en bajito), me toca el culo y me lleva al pasillito iluminado de rojo con los asientos acolchados negros. Allí comenzamos a morrearnos y meternos mano y pronto yo estoy de rodillas mamando rabo y luego subido a uno de esos asientos acolchados negros mientras él, de pie detrás de mí, me encula a pelo contra la pared. Entonces una segunda polla se acerca a mis labios. Es la de un tipo mulato con gorra que me había entrado antes y al que había hecho un gesto de "Later, later" y él debió pensar que "later" significaba ahora y allí me tenéis, ensartado por boca y culo en mitad del pasillo mientras la gente disfruta del espectáculo que estamos dando.

Al rato se retiran los dos de mis agujeros sin haber descargado. Me incorporo y me voy a dar una vuelta ya con el culo abierto y ese click en la cabeza que me relaja y me pide más rabos y más folladas en público. En el pasillo, un chico joven algo rollizo pero guapo y con polla palpitante, me lanza miradas. Le agarro la polla y se la empiezo a masturbar. Él me lleva de vuelta al pasillo rojo de los asientos acolchados y me pone a cuatro patas contra la pared encima de los asientos, culo en pompa, listo para ser usado. 

Cuando acaba, me incorporo, nos besamos y me voy otra vez al pasillo principal donde un chico con cara de pillo me sonríe cachondo. Me lo llevo de vuelta al pasillito rojo de los asientos negros y vuelvo a ponerme en posición de perra lista para usar, notando su polla palpitante dentro de mí y sus gemidos conforme disfruta de mi agujero. Cuando termina de usarme, me da las gracias con un "Thanks". Qué educados estos ingleses.

Va siendo hora de cambiar de escenario y me voy a la sala grande, la de los espejos. Allí hay una plataforma más amplia y cómoda, también acolchada de negro, donde es más cómodo ofrecerse. Al verme llegar, el mulato de la gorra se acerca a besarme y me coloca a cuatro patas sobre la plataforma. Pronto noto su pollón entrando hasta el fondo y me pongo a gemir y disfrutar consciente de que en esa sala tenemos mucho más público. El mulato me habla como si nos conociéramos de toda la vida y pronto me dice que me va a compartir y ofrecer a quien él quiera. Nada que objetar.

Mientras me encula sin cesar, le hace un gesto a un tipo para que me dé rabo por la boca. Es un silver daddy con buen cuerpo y un pollón enorme con un capullo que parece de goma, como si estuvieras mamando un consolador. El latino pronto cede mi culo al silver daddy, que me mete semejante herramienta por el trasero sin miramientos. Ufff, qué pasada. El silver daddy le cede el turno a un tipo gordote con vaqueros, al que el latino también la ha ofrecido mi agujero. Se baja la bragueta de los vaqueros, se saca la polla y me la enchufa. Me encanta ser la puta de muchos, sentir cómo se turnan para usarme.

Me da mucho morbo la posibilidad de que me preñen en público. Nunca lo he hecho en un sitio de estos y quiero hacerlo en esa sala, con toda esa gente mirando. El latino de la gorra jura y perjura que está en PrEP, así que le doy permiso para llenarme de lefa y en un momento dado me avisa que se va a correr, acelera la enculada, sus choques de pelvis contra mis nalgas a cuatro patas, placa placa placa, y gruñe como un animal mientras se agarra a mis caderas y me llena el depósito de leche delante de toda la gente del local, que jalean el momento. Los miro sonriendo y veo cómo atienden complacidos al espectáculo, celebrando la escandalosa preñada que me acaban de dar, y yo disfruto de mi momento de gloria como la puta de uso público que soy.

Después de ese polvazo, nos quedamos un rato ahí descansando. Algún tío se acerca pidiendo permiso para batirme la leche pero necesito descansar. Aún me folla un tipo más, un peluquero bastante atractivo de unos treinta y muchos, que me come el culo y me taladra como un salvaje en varias posturas (misionero, a cuatro patas, subido yo en un poyete), en varios puntos del local y varios momentos de la tarde. En un momento me dice excitado que nota una "load inside me" a lo que respondo con una sonrisa cómplice, pero él no llega a darme la suya.

Aparte de eso, para acabar la noche me sobo con un chico joven y de cuerpo menudo, muy guapito, con aspecto de Oriente Medio, que va desnudo salvo por unos calzones como de abuelo (nada de ropa interior sexy, aunque él realmente no necesita nada para ser arrebatadoramente sexy). El chico es pasivo y no llegamos a follar, solo a acariciarnos y besarnos un poco, pero en un momento me dice "You've had a lot of action tonight", por lo que veo que mis aventuras de la noche no habían pasado precisamente desapercibidas.

En resumen, 18 activos el sábado noche, 7 el domingo por la tarde. 25 tíos me encularon en menos de 24 horas. Mi nuevo récord.

Comentarios

  1. Has descrito el paraiso ! Aunque yo me conformaría con un tercio, básicamente porque no tengo tanto aguante ;-) . Me han encantado varios momentos, sobre todo cuando el mulato te dicen que te va a ofrecer a quien a él le apetezca. Mmm...

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