"SLUT" ( ZORRA) escrito en mi culo mientras me ofrezco como agujero de descarga

Este 2024 que acaba usaron mi culazo más de 140 tíos distintos. Me siento orgulloso de haber servido para que tantos tíos se desahogaran, disfrutaran y encontraran alivio para sus huevos llenos. De esos, cerca de 50 eran jovencitos veinteañeros o incluso con la mayoría de edad recién cumplida. Soy como un imán para latinos menuditos de 18 a 20 años que vienen a vaciarse dentro de mí. Los recibo con el culo en pompa, tan alto que parece una tienda de campaña, y ellos me lo comen, agarran mis caderas con sus manitas, entran en mi culo y se corren dentro. No sabéis el gustazo que da que te llene de lefa un chaval de 18 años. 

De los 140, había un montón de latinos y diecisiete negros, que son unas de mis debilidades. En cuanto a nacionalidades, ha habido de todo: Colombia (nueve colombianos nada menos), Italia, Argentina, Francia, Brasil, Egipto, India, Jamaica, Cuba, Congo, Haití, Irán, Venezuela, Vietnam, Bulgaria, México, República checa, Austria, Tailandia, Bélgica, Malasia, Inglaterra, EEUU, Rusia, Canadá, Alemania, Ecuador o Eslovaquia.

Pero vamos a contar algunas experiencias más que tuve estos últimos meses del año.

Quedo con un chico al que conozco desde hace años. Él debe rondar los 30 como mucho, mono de cara, delgadito y algo introvertido aunque vicioso. No le va el sexo convencional, pero le gusta jugar con mi culo, meterme cosas, una vez intentó mearme dentro y hoy, aparte de jugar con mi agujero, le pone la idea de hacer de voyeur mientras otros me preñan. Así que enciendo Grindr por si surge algún candidato y me escribe un tipo venezolano de mediana edad, con cuerpo grande y perilla oscura, rollo oso. Le propongo que venga a preñarme delante del otro chico y accede encantado. 

Durante todo el polvo, el voyeur está sentado a los pies de la cama o mirándonos desde la otra parte del dormitorio, divertido y entretenido, jugando con su rabo pero sin interaccionar con el venezolano o conmigo. Yo me esmero en darle un buen espectáculo así que recibo al venezolano con el culo en pompa y gimo cuando hunde su cara en mi raja y me humedece el ojal a lametones. El tipo luego me encula a cuatro patas y yo sonrío disfrutando mientras de reojo miro a nuestro pequeño voyeur. Finalmente acabamos de lado, yo con una pierna en alto y el oso latino detrás de mí, con su rabo perdiéndose rítmicamente dentro de mi agujero. El voyeur se pajea mientras mira intrigado cómo el venezolano usa mi culo en suspensorios, con su rabo entrando y saliendo a pelo hasta que nuestros cojones chocan. En un momento su respiración se agita, el rabo entra con más fuerza y el oso gime mientras su polla empieza a soltar leche dentro de mi culo como un aspersor. El voyeur sonríe satisfecho mientras el venezolano intenta recuperar el aliento tumbado a mi lado y su leche sale a borbotones formando una pequeña cascada blanca que brota desde mi ojal.

Os cuento ahora dos polvos bastante similares; uno con un francés cuarentón con coleta y rabazo y otro con el oso que me folla a veces cuando voy a la playa (el de la historia de la bañera). Los dos me llevan en su coche a un sitio aislado (el francés en mitad del día a una casa abandonada desde la que hay una vista panorámica de vegetación y unos lagos, y el oso barbudo a uno de esos miradores en los que puedes aparcar y ver la ciudad de noche desde lo alto, con sus luces). En ambos casos aparcan, salimos del coche y me arrodillo a mamarlos. El francés tiene un rabo gordo que huele y sabe a aceite corporal, algo pringoso. Los dos me bajan los pantalones y la ropa interior hasta los tobillos y me colocan sobre el capó, con el culo dispuesto a ser usado al aire libre. El francés me folla de día, yo con las gafas de sol y parando para hacer alguna foto del paisaje con mi móvil mientras él sigue a lo suyo embistiendo mi culo. Y el oso me folla casi a medianoche, restregándonos y frotando nuestras barbas de buen rollo mientras él se mete dentro de mí hasta la cocina ,y arriba la luna llena y abajo las luces de la ciudad, nos iluminan suavemente. 

Después ambos abren la puerta del copiloto y me colocan a cuatro patas, con el culo en pompa asomando y las piernas abiertas, ya sin ropa interior en los tobillos, y me enculan así hasta sacarse la leche. Estamos al aire libre y no hay nadie (se oiría si llegara algún otro coche o, en el caso del polvo nocturno con el oso, veríamos las luces), así que no hay peligro de gemir y jadear bien alto mientras se corren, y el francés gruñe y grita conforme me embiste y vacía sus huevos dentro de mi depósito para lefa. El oso es algo más discreto pero disfruta igualmente mientras me da su corrida y después me acerca con su coche a la ciudad para que me pueda ir a descansar a mi casa, mientras noto su leche cremosa mojándome las paredes de mi culo a cada paso que doy.

Me escribe un tipo de unos cuarenta y tantos años, con aspecto de leñador americano (no obstante vive en Montana, en la norteamérica profunda), rollo musclebear con cuerpo fuerte y velludo, pelo y barba de color castaño rojizo tirando a rubio. Le espero completamente desnudo sobre la cama con mi culazo español en pompa y él llega y se monta sobre mí como un caballo montaría a una yegua en un rancho. Noto el calor de su rabo llenándome a pelo mi agujero y nos cogemos de las manos entrelazando los dedos mientras el semental copula con la hembra (en este caso sustituimos a la hembra por un puto con culazo) hasta que cada vez está más excitado y yo le pido que gruña, que no se corte, que me preñe de forma escandalosa, que todos los vecinos se enteren de que dos tíos están follando por el culo y preñándose delante de ellos. Y él me hace caso y empieza a gemir y gruñir y jadear conforme su rabo me llena a borbotenes de leche muy americana. Después de eso nos quedamos charlando, besándonos y acariciándonos durante 3 horas en las que hay tiempo para hablar de todo e incluso para un round 2.

El fin de semana siguiente vuelvo a la sauna, pero a otra distinta. Se trata de un edificio de cuatro plantas y una terraza, muy amplio, nuevo y limpio. La verdad es que las instalaciones son estupendas, pero al ser tan grande da la sensación de vacío incluso un sábado noche. El local tiene un sótano que es la zona más concurrida, con habitaciones oscuras con olor a sudor y semen donde los tíos se agolpan frotándose y follando casi en el anonimato. A mí esta clase de salas tan oscuras y con tanta gente me agobian. Me gusta ver con quién follo y me gusta que me vean. La siguiente planta, la planta baja, es la de acceso al local, con taquillas y las clásicas instalaciones de una sauna. Las plantas 1 y 2, por encima, están llenas de pequeñas habitaciones que puedes alquilar por horas (pequeñas y la mayoría cerradas, en las que están abiertas generalmente puedes ver a algún pasivo tumbado ofreciéndose sin mucho éxito). En cada una de estas plantas hay también algún área común con slings y sillones, en una de ellas se la como a un chico latino y otro con aspecto de Oriente Medio me entra pero resultamos ser los dos pasivos (al chico luego veo que se lo están follando modo gang bang en un sling).

Arriba del todo está la azotea. Es mi parte favorita del local y, aprovechando que aún hace buen tiempo, puedes estar de noche allí pese a ir desnudo con solo una toalla en la cintura. Esta azotea tiene suelo y paredes con tablones de madera, para ocultarla de la vista de los bloques vecinos, y varias tumbonas y algo parecido a un potro por si quieres subirte a ofrecer culo. Yo lo haría, pero la azotea está vacía y sería un poco absurdo estar ahí solo y desnudo poniendo culo para nadie bajo la luz de la luna. Así que me recuesto en una tumbona y disfruto de estar prácticamente desnudo al aire libre en la noche de verano en plena ciudad.

Poco a poco, con cuentagotas, va subiendo gente a la azotea. Por ejemplo un chico cubano, negro con buen cuerpo y gran sonrisa, con el que hablé antes en los pisos de abajo y le dije que estaría en la azotea por si quería subir a buscarme. Nos besamos y nos magreamos y después le quito la toalla para dejar al descubierto su oscura polla morcillona, que le pajeo con mi mano y me meto en la boca, ahí arrodillado mamando polla cubana delante de un par de tios que nos miran desde unas tumbonas. El cubano no esta en PrEP y al final la cosa no pasa de sexo oral. Mientras estoy relajado en mi tumbona se me acerca un chico posiblemente indio, bastante moreno de piel y atractivo, que charlamos y nos besamos pero los dos somos pasivos, y un DILF de cincuenta y tantos, muy cachas, que anda como un croissanito (uno de esos cuerpos que no parecen precisamente naturales sino más bien ciclados, con espalda y pectorales muy anchos), de pelo gris y barba corta, vello en el pecho canoso tirando a blanco y unos ojillos pequeños y traviesos. El tipo se sienta en la tumbona de al lado, sonriéndome, y se abre un poco la toalla dejando ver su rabo gordo colgando con un piercing Prince Albert en la punta. Le devuelvo la sonrisa mientras le acaricio el rabo, después nos besamos, le sobo los pectorales y me abro de piernas para que me monte; primero en posición del misionario con mis piernas en el aire y él en medio embistiéndome (y un mirón pajeándose de pie al lado pidiendo ser el siguiente) y luego yo tumbado boca abajo con él echado sobre mi espalda, penetrándome mientras me aplasta bajo su pesado y ciclado cuerpo.

Unos días después estoy en el apartamento perreando en el sofá después de comer. Llevo unos días bastante tranquilo en los que solo me enculó un chico bastante tímido de 25 años y un negro haitiano muy dulce que me folló dos veces casi seguidas (la primera con condón corriéndose dentro de la goma mientras me enculaba y la segunda acabando sin condón pero sacándola a tiempo para regarme de lefa mis nalgas blancas).

Para matar el tiempo enciendo Grindr y me escriben casi a la vez dos veintañeros, uno bastante lindo de 26 años, pelo castaño revuelto con piercing tipo septum en la nariz, que quiere venir a preñarme al salir del trabajo a las 17:30, y otro francés de 29 años también atractivo, con gorra, barbita fina y un bonito culo respingón. Le pregunto al de 26 años si no le importa que reciba antes en el culo la corrida del francés y me contesta que al contrario, que le excita. Así que recibo al francés a cuatro patas en un sillón que hay en la entrada. El francés llega, se desnuda salvo por la gorra y se lanza a sobarme y comerme el culo mientras yo gruño de satisfacción. Luego me pide ir al dormitorio y allí le dejo que me encule en varias posiciones, en misionario mientras me mira intensamente sin casi parpadear, y luego a cuatro patas hasta que siento que me preña mientras se agarra a mis caderas con la respiración entrecortada.

El chico del septum de 26 años está tan excitado por venir a batirme la leche del francés que acaba una hora antes en el trabajo y sale disparado hacia mi piso. Le recibo nuevamente en la entrada, con el culo en pompa en suspensorios lleno de lefa. Al llegar se quita los pantalones pero se deja la camisa y se pone a palparme el culo y darme cachetadas. Noto algo presionando que al principio pienso que son sus dedos pero cuando de repente lo hunde hasta el fondo de mi culo, que casi me llega al esófago, me doy cuenta de que es su pollón y que es una XXL. Doy un respingo y sonrío con aprobación. Él comienza la enculada, lenta pero constante, entrando y saliendo de mi ojal que rodea a ese big white cock con ansia. El chico gime, noto que no va a durar mucho, le doy algún culetazo brusco para ayudar a sacarle la leche y en un momento empieza a preñarme bien hondo. Al acabar le digo que la tiene tan grande que noto su lefa en el estómago y él se ríe orgulloso.

Al día siguiente me escribe para saber cuántos preñes me dieron más después. Lo cierto que es que ninguno, esa tarde después salí a resolver asuntos en la calle y cuando volví a la noche solo me folló un chico africano de 31 años, del Congo, cuyo nick era algo como Serpiente Boa y en su descripción decía que le gustaba follar fuerte. Me había escrito diciéndome “Dame tu dirección y voy a follarte ese culo gordo” (también tenía un mensaje de un chico árabe diciéndome “Dime donde estás y te follo como una perra” pero ese lo vi tarde y cuando le contesté el chico aparecía ya como desconectado). Volviendo al congoleño, le recibo también a cuatro patas y él goza mi culo, primero en el sillón y luego arriba en la cama, follándome salvaje sin descanso, yo gimiendo casi gritando pero diciéndole que no pare, que siga. El tipo destroza mi agujero pero según él me ha follado en plan soft (pues hijo, cómo será el plan hard, no sé si quiero comprobarlo). Follamos con condón porque él no está en PrEP y no se corre porque dice que él nunca se corre mientras folla, que puede estar machacándome el culo durante horas sin correrse. Pero que queréis que os diga, hasta una puta insaciable como yo tiene sus límites y si le dejo follarme con esa intensidad durante horas acabo en Urgencias o en silla de ruedas.

Una semana después, estoy en una ciudad de playa y veo un perfil de Grindr de un negro americano que busca cumdump para preñar anónimamente. Acompaña su perfil con el emoticono de la mujer embarazada acariciando su barriguita. El tipo no enseña la cara pero tiene buen cuerpo, de atleta. Le escribo y quedamos para el viernes por la mañana. Me pide que le espere a cuatro patas sobre el sofá y así hago. A cuatro patas con poppers, lubricante y un rotulador para que me anote su corrida.

Llega y lo primero que noto es su boca amorrándose a mi ojal. Devora y lame mi culo y pronto su rabo sustituye a su lengua y noto un pollón bien grande y grueso abriéndose paso a través de mi agujero. Me encula a cuatro patas sobre el sofá, gruñendo con una voz gutural. Me da cachetadas y en un momento agarra el rotulador y siento que me escribe algo en la parte superior del culo. Al poco comienza a gemir y gruñir como un animal y me preña de forma escandalosa. Cuando acaba, sale de mi culo se sube los pantalones, me anota un palote en la nalga con el rotulador, me da las gracias y se va dejándome allí abierto y con gotitas de lefa asomando por el ojal. 

Cuando se va me acerco al baño para verme en el espejo y leer lo que me ha escrito. "SLUT" (ZORRA), con mayúsculas y subrayado. Y más abajo en la nalga el palote de anotarme su preñada. Me encanta. Así recibo justo después a un chico español de treinta y pocos años, velludo y con barba tipo osito. Le espero a cuatro patas en el suelo y le excita profundamente verme ahí ya preñado, con la corrida del negro anotada en la nalga y la palabra SLUT un poco más arriba, para que con cada embestida vea mi culazo redondo en suspensorios y sepa que está batiendo leche en el culo de una puta zorra. No tarda en correrse también y llenarme con su leche de oso. Segunda marca de rotulador en la nalga y el culo a rebosar de leche.

Otra noche, voy a un local que se anuncia como de sexo interracial. Fiestas temáticas en las que hay "un montón de sementales negros dispuestos a rellenar agujeros de leche con sabor a chocolate". Cuando llego no hay nada de eso, una cosa es la fantasía del dueño del local a la hora de anunciarlo y otra la realidad. Sí hay un par de negros sentados en un sofá mientras un chico asiático les mama, pero por lo demás apenas hay variedad racial o incluso ni gente en el local. 

Doy una pequeña vuelta familiarizándome con las instalaciones y se me acerca Steve, un chico rubio con barbita y atlético, de unos 40 años. Está con un amigo pasivo, moreno con perilla y arnés, algo más ancho de cuerpo pero guapo y más joven. El amigo parece un poco celoso mientras Steve inicia sus avances hacia mí. Steve me pregunta si puede besarme y liarse conmigo. Le digo que OK y nos enrollamos allí mismo de pie en un rincón. Luego se sienta en el sofá al lado de su amigo y yo me arrodillo en el suelo a mamarle, sacando culo para provocar a la gente que pasa. De ahí pasamos a un sling y luego me dice que le acompañe a la parte de arriba, donde hay algunos sofás, espejos y una plataforma acolchada en medio de la sala. 

Me monta a cuatro patas en la plataforma, mientras su amigo nos observa desde el sofá y un asiático se pajea mirándonos. Después me coloca boca arriba para verme la cara mientras me folla en la postura del misionario. Un segundo tío, musculoso aunque de rasgos algo simiescos, se coloca a su lado empalmado sin apartar la vista de mí. Steve bombea un poco más en mi culo y luego se agarra a mis piernas conforme empieza a vaciarse en mi interior, delante del cachas simiesco y de su celoso amigo. Cuando termina de preñarme, se sale de mi culo y el cachas coge su lugar. Steve sigue a mi lado, acariciándome y dándome conversación mientras el otro tipo bombea entre mis piernas. No tarda mucho en correrse y yo le agarro por la espalda y le acaricio mientras su leche va a parar al mismo sitio que la de Steve. Cuando acaban se levantan y bajan a la planta inferior. Yo me quedo allí sobre la plataforma abierto de piernas chorreando leche, así que le digo al amigo de Steve si le apetece correrse también. Me contesta que él es pasivo, pero que vale. Creo que le da morbo batir la leche de Steve. 

Me vuelvo a abrir de piernas y el amigo pasivo entra dentro de mí. Es un tío bastante guapo, moreno y con arnés, y para ser pasivo tiene buen rabo. Explora mi culo cremoso mientras me dice "Wow... too much cum in there" pero no llega a correrse porque otro tipo subo y nos dice que es la hora de cerrar. 

Abajo, me entregan una bolsa con mis pertenencias y comienzo a vestirme junto con el resto de los que quedaban en el local. Se me acercan dos negros, uno rapado con tremendo culazo carnoso (Patrick) y otro algo mayor, muy delgado, pura fibra. El rapado del culazo me saluda sonriente y me dice algún piropo. Luego me palpa la polla a través de la ropa interior, que la tengo aún dura, me la saca y me da una chupadita. Yo hago como puedo para continuar vistiéndome mientras Patrick me la chupa. En un momento cambia su boca por su culo. Se da la vuelta y se mete él solito mi rabo por su agujero hasta el fondo. Es un culo oscuro, redondo y carnoso y se está en la gloria ahí dentro. Me agarro a sus caderas y bombeo un poco mientras miro de reojo al dueño del local que está en la barra hablando con otros clientes y no se queja aún de que nos hayamos puesto a follar a la hora de cerrar el local. 

Siento que la leche me sube y le pregunto a Patrick si puedo correrme dentro de su culo. Me dice que por supuesto, así que aumento el ritmo de las embestidas y me agarro a su culo gordo del color del chocolate con leche mientras noto la lefa saliendo a borbotones de la punta de mi polla y yendo a parar a lo más hondo del chico negro. El otro negro fibrado que estaba con él se acerca a acariciarme el torso y el abdomen mientras yo me voy vaciando chorro a chorro en el interior de Patrick, y sigue sobándome hasta que termino de vaciar mis huevos y saco la polla húmeda para terminar de vestirme. Tanto Patrick como Steve me escriben al día siguiente porque quieren repetir, pero no fue posible.

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