Noches como recipiente de lefa para varios veinteañeros
Llevo unos días tranquilos, pero de vez en cuando, cuando tengo tiempo libre los fines de semana, me conecto para cumplir mi función de agujero de descarga para los chicos del barrio y algunos turistas que están de paso.
El primero en escribirme es un mulato latino cachas y bastante morboso de 29 años, con pinta de brasileño aunque no parece hablar español con acento de allí, quizá sea de otra parte. En su perfil en Grindr pone que da leche y básicamente me escribe para eso, porque viene del gimnasio y busca un agujero para una descarga rápida.
Le espero de rodillas y al llegar se quita la camiseta y se queda solo con unos calzones deportivos. Su cuerpo es todo un espectáculo, piel canela, pectorales enormes, un torso masculino y firme para morirse y algún piercing y tatuaje pero sin abusar. También es atractivo de cara, con algo de vello facial. La verdad es que me va a explotar la cabeza de lo bueno que está. Yo de rodillas allí le bajo un poco los calzones para sacarle el rabo que me obliga a mamarle hasta que me llega a la campanilla. Después de un minuto haciéndome gagging me da la vuelta a cuatro patas y me la enchufa sin lubricante. Es un tipo rudo de trato algo brusco, para él solo soy un agujero. Eso me da morbo, me ponen los activos que piensan eso de mí, pero también me gusta crear un clima agradable, que nos sintamos cómodos los dos, el activo usándome y yo siendo usado, pero con este tipo no siento esa complicidad ni sintonía. Solo quiere vaciar sus huevos, llenarme y pirarse.
Bombea durante unos minutos, metesaca frotando su rabo contra las paredes de mi culo y cuando está a punto de correrse me ordena "Abre. Abre!", así que yo me abro las nalgas con las manos todo lo que puedo y echo el culo para atrás contra su pelvis para que me suelte toda su lefa mientras gruñe de puro gusto a mis espaldas.
Cuando se va, escribo a un vecino que le encanta batir leche y lleva tiempo queriendo repetir. Este tiene treinta y pocos; moreno, cuerpo de gym, algo velludo, extrovertido y con pinta de macho de barrio. Es un tipo muy atractivo y con el que además te sientes a gusto. Llega con una sudadera con capucha, sonriente y cachondo, y yo le espero a cuatro patas con la marca de rotulador de la primera preñada en la nalga.
El tío se lanza a comerme culo, lamiendo mi ojal con sabor a lefa, y se pone muy burro. Me monta como a una yegua y empieza a follarse mi culo a su manera. Tiene una forma característica de follar. No es el típico metesaca rítmico, sino que me la clava hasta el fondo y una vez ahí empieza a frotarse contra mí, dando de sí mi ojal y dejándome sin respiración. Le escucho jadear, restregándose contra mi agujero con su rabo palpitante hundido dentro de mí. Cuando le digo "lléname el puto agujero" se excita tanto que no puede más y empieza a gemir conforme su rabo se hincha y puedo notar como descarga chorro a chorro inundándome con su preñe. Segunda marca de rotulador.
Cuando se larga, conecto las apps para ofrecer culo preñado con dos corridas dentro para batir. Le doy un tap a un chico que me aparece bastante cerca y que pone que está cachondo y busca ya. Es un latino de 26 años, buen cuerpo, piel trigueña, algo callado. Le excita la idea de batir leche y soltarme la tercera corrida de la noche, así que le recibo y me dejo usar hasta el final. En este caso no noto su rabo hinchado eyaculando como con el chico anterior, pero cuando acaba me siento mojadísimo. A duras penas puedo contener ya tanta leche dentro del culo y un poco de su lefa se desperdicia y va a caer a las sábanas. Una pena, me gusta mantener mis bebés dentro todo el tiempo posible.
Cuando se marcha, miro el móvil y veo que me ha escrito un chico extranjero de 27 años de visita por la ciudad. Cuerpo espectacular, pura fibra, pero no muestra cara. Quiere rollo anónimo. Y quiere usarme ya porque le mola lamer y batir una corrida fresca. No me va mucho el plan anónimo pero qué coño, esta noche estoy en plan cumdump y es lo que toca (por las entradas del blog pensaréis que estoy así recibiendo preñada tras preñada cada noche, pero en verdad solamente hago de cumdump de cuando en cuando. Aunque mientras escribo esto tengo dentro otra preñada del chico latino de 26 años del párrafo anterior, que me ha escrito para repetir hoy).
Volvemos a aquella noche. Estoy esperando a cuatro patas al cuarto activo con el culo en pompa y las tres marcas de rotulador previas en la nalga. El chico extranjero me ha contactado por otra app distinta a Grindr, con un perfil muy directo pero discreto donde solo muestra torso. Pero cuando está a punto de tocar el timbre, puedo ver su perfil de Grindr a 1 metro de distancia. Sé que es él porque el cuerpo es el mismo, un torso de veinteañero extremadamente fibrado, y aquí tampoco muestra directamente cara, pero pone enlaces a sus redes sociales (X, Instagram y una página web de un negocio de moda en el que participa). A través de esos links puedo ver que el chico en realidad es un modelo norteamericano de visita por Europa, profesión que me cuadra completamente con ese cuerpazo, y tiene la clásica cara de modelo con mandíbula imposible, labios carnosos y mirada a lo Zoolander. Objetivamente es un tío guapo, aunque a mí esos rasgos tipo maniquí me ponen menos que, por ejemplo, los de mi vecino el machito de barrio que me preñó en segundo lugar.
Pero el caso es que el chico folla como un dios. Cuando me ve a cuatro patas se lanza a comerme mi ojal que chorrea lefa de tres tíos distintos y noto su lengua lamiendo con ansia y su cara amorrándose y oliendo mi agujero como si le fuera la vida en ello. Después de eso me la mete y noto sus manos en mis caderas y su cuerpo duro y fibrado brincando sobre mi culazo y luego sobre mi espalda. Olemos poppers y el polvo se alarga porque no tiene intención de correrse pronto. Quiere seguir lamiendo ojal y batiendo leche, en mi culo que ya chapotea a estas alturas de la noche con tanta lefa dentro. Y así está un buen rato, alternando entre darme lengua y darme rabo. Al final ya no aguanta más y comienza a gritar "Fuck fuck fffFFFFFUUUCKKKK!!!!" mientras su cuerpo se tensa y sus huevos se vacían dentro de este puto recipiente que le ha servido anónimamente esta noche. Cuarta marca de rotulador.
Esa noche ya no viene nadie más, me quedo con las ganas de la quinta marca de rotulador tachando en diagonal las cuatro anteriores, así que me hago una paja mientras dejo salir de mi culo toda la leche acumulada que cae sobre el suelo del salón y luego me voy a dormir. Qué morbazo cuando dejas escapar por el ojal toda esa cantidad de lefa y sientes cómo cae, como una cascada cremosa y blanca.
Al día siguiente me escribe un chico de 22 años, con aspecto como de turco o indio, moreno de piel, velludo, con barba y bigote, espesas cejas y ojos profundos. Le recibo culo en pompa y se lanza a sobármelo y acariciármelo mientras presiona su rabo empalmado contra mi ojal. No tarda en montarme como a una perra, con su culo velludo y moreno empujando contra mi culo redondo blanco y su polla perdiéndose en mi interior en busca de un poco de calorcito en estos días de invierno. Después de un rato y varias posiciones, acabamos con él tumbado boca arriba con los brazos detrás de su cabeza, dejándome ver sus axilas peludas de macho y un pecho definido cubierto de vello. Cabalgo sobre él, metiéndome su rabo hasta los huevos y dándole culetazos que lo llevan al borde del orgasmo. Me recuerda al chico aquel del turbante que ordeñé este verano, solo que esta vez no pienso levantarme de su polla hasta que le haya exprimido hasta la última gota. Veo en su cara que está profundamente excitado, mirándome fijamente con sus oscuros ojos abiertos de par en par, pero sin gemir ni jadear ni dar pistas sobre si se va a correr en breve o no. En un momento dado empiezo a notar una sensación de culo lleno, y por un momento me preocupa que no me haya preparado del todo bien antes de recibirle, pero luego me doy cuenta de que lo que noto en el culo no es más que una burrada de lefa recién ordeñada. El chico turco / indio venía con las pelotas a rebosar. Me susurra que ya ha terminado, así que paro de ordeñarle y me levanto liberando su polla. Veo que unos goterones de lefa han caído de mi culo y brillan espesos y blancos en contraste sobre la piel morena de su pubis. Los recojo con un dedo y me la vuelvo a introducir por el ojal. La lefa de mis machos no se desperdicia, no señor.
Que alegria volver a leerte, ya se que me repito pero tio puedes estar muy orgulloso haces un gran servicio. Me ha costado mucho poner un comentario, ningun navegador me dejaba, por eso he estado tanto tiempo sin decir nada,lo siento.
ResponderEliminarHey, no te preocupes :) No sé qué pasa con los comentarios que a veces tampoco se publica cuando os respondo. Yo encantado de seguir prestando servicio a los chicos del barrio que quieren vaciar las pelotas y a cualquier turista con un calentón
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