La puta se va de tour (2ª parte)

 A la noche siguiente, recibí dos visitas de dos chicos emparejados. El primero tenía novio desde hace no mucho tiempo y ya le había sido infiel una vez. Eso le generaba dudas y dramas. Deseaba venir pero no quería hacerlo. Quería correrse en mi culo pero luego se sentiría culpable. Un montón de reflexiones y dudas existenciales que me transmitía via Grindr cuando yo sabía cómo iba a acabar finalmente aquello: follando como perros. El segundo llevaba casado 10 años y estaba de visita en casa de sus padres, sin su pareja. Este tuvo menos dramas en follarme como una perra y se le vio disfrutar más. Un agujero es un agujero, no hay que darle tantas vueltas.

Al día siguiente me marché y llegué a mi destino final. Una ciudad en la costa y un pequeño estudio frente a la playa. No tuve mucho tiempo para follar esos días pero aun así quedé varias veces con un chico treintañero vasco, viril y morboso que me folló bien. El último día pretendía que yo le follara a él y bueno, lo cierto es que no me apetecía demasiado. Ya me había follado a un chaval de 18 años un par de noches antes y no fue una gran experiencia. El tío era atractivo pero era sábado de madrugada y venía muy bebido y a saber si algo más. Quería ponerse a cuatro patas y que se la enchufaran. Lo hice y tenía un buen culo carnoso y con el vello justo, pero su actitud y el estado en el que estaba no me ponían mucho. 

El último día de estar allí decidí pasarme la sobremesa follando. Primero vino un chico chino de 28 años, muy fibrado y de tez bronceada. Fue un polvo muy breve, se la chupé un momento, me puso a cuatro patas y en cuanto me la metió en plan perrito tardó ni quince segundos en venirse dentro de mí. Conforme se largó llegó un tío de 39 que salía de trabajar en el banco, decía. Venía trajeado y con mascarilla, pelo rapado y actitud masculina. Quería un polvo discreto, usarme para correrse y punto. Así que me puso a cuatro patas y estuvo bombeando mientras reía y gruñía disfrutando. Al final se sacó el condón y me la enchufó para preñarme, pero le paré a tiempo y le dije que sin condón no, que se corriera fuera. Así que se pajeó sobre mis nalgas y noté los chorros de lefa cálida salpicándome. 

Me limpié la lefa del banquero al que ni le vi la cara y me preparé para recibir al siguiente. Un chaval de 26 años, bastante mono, con el pelo teñido de verde, algún piercieng, algo de vello facial y buen cuerpo. Era realmente agradable. Le había propuesto realizar un trío con otro tío y que me la metieran los dos a la vez. Él no había hecho nunca una doble penetración y le gustó la idea. 

Primero llegó el chico del pelo verde. Nos enrollamos, se la chupé y me la metió. Me subí encima de él en el colchón y me puse a cabalgarlo mientras veía su carita, cómo disfrutaba con el masaje que le estaba dando con mi culo, ordeñándolo poco a poco, mientras acariciaba su suave pecho y sus brazos. Llegó el otro tipo, que no era quien yo creía que iba a venir (me confundí, es lo que pasa cuando chateas con varios a la vez). Era un tipo treintañero, fibrado y con la cara larga. Pollón. 

Estuve atendiéndolos a los dos a la vez, chupándolos alternativamente, serviéndolos con mi boca y con mi culo. Después me senté de nuevo sobre la polla del joven del pelo verde y ofrecí mi ojal para que el otro tipo me la metiera también. Noté su pollón entrando a la vez y disfruté como una puta perra con mi ojal distendido para satisfacer a la vez al chico del pelo verde y al treintañero. La doble penetración duro poco porque la polla del joven se salió. Él otro estuvo bombeandome aún un rato más en esa posición. 

Después cambiamos y me puse a cuatro patas chupándosela al treintañero mientras el chico del pelo verde me bombeaba por atrás. Me dijo que estaba a punto de correrse y le dije que vía libre, cuando quisiera. Noté sus manitas aferrándose a mis caderas y mis nalgas con más fuerza y su respiración entrecortada mientras descargaba dentro de mi culo. La sacó, anudó el cordón lefado y se puso a vestirse y recoger sus cosas mientras el otro tipo continuaba su trabajo. 

El chaval se estaba haciendo el remolón porque quería ver al otro tipo corriéndose también. No tardó en hacerlo. Me puso en la misma posición en la que había descargado al chaval, a cuatro patas, y me embistió hasta vaciar sus huevos dentro de mí igual que el otro, mientras el chaval ya vestido nos observaba de pie. Al final en un rato había descargado a cuatro tíos, tres dentro de mi culo y el otro, el que intentó preñarme, sobre mis nalgas. Me gusta hacer disfrutar a otros tíos con mi culo y servirles como agujero de descarga, así que ese día cumplí de sobra con mi función. 

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