Deslefando tíos con el culo

Estoy tres días de vacaciones en una preciosa ciudad costera, sin apenas movimiento en Grindr. Bastante cerca hay una isla con una conocida playa nudista, así que el sábado cojo el ferry que me lleva allá. Camino por el sendero unos 15 minutos hasta la playa, una formación rocosa donde tienes suerte si no te despeñas. La primera parte de la playa es hetero, con público bastante mayor. La segunda es la zona gay. No hay mucha gente y están todos separados entre sí en distintos niveles según las rocas. Una pareja con pinta de centroeuropeos me miran pero no tengo ni idea de cómo llegar hasta donde están. Cerca de mí hay un abuelo de entre 60 y 70 años, pelo y barba blanca, pecho velludo igualmente plateado, ojos azules y piel entre morena y granate por las horas y horas de sol. Me mira fijamente y se acaricia la polla. Este me pilla de camino, así que paso a su lado y le saludo sopesándole los huevos con mi mano. Tengo tiempo de sobra para bañarme, así que puedo dedicarle al hombre un ratito, por lo que me arrodillo a mamarle, aunque la roca no es el sitio más cómodo para arrodillarse. Noto su polla aceitosa en mi boca, probablemente por el protector solar, que poco a poco se va poniendo dura dentro de mí. Me pongo de pie y le ofrezco el culo (voy aún con la mochila en la espalda,  gorra y gafas de sol, pero por lo demás desnudo con mi culo depilado listo para que le den uso). El abuelo se excita y empieza a frotarse contra mis nalgas, chocando la punta de su polla con mi ojal y agarrándose desde atrás con las manos a mis pectorales. Me la quiere meter a pelo, muy acorde con la ideología naturista de fuera ropa, pero no consigue que se le ponga lo suficientemente dura para penetrarme y al final la cosa se queda ahí.

El resto del verano está siendo tranquilo, con pequeñas escapadas aquí y allá y buenos polvazos. Me reencontré con un tipo guapísimo y muy cañero con el que coincidí hace tres o cuatro años en otra ciudad (probablemente lo conté en alguna entrada) y se acordaba de mí. Ahora lleva la barba más corta y está más ancho, en plan toro. Un toro sexy con ganas de embestirme y correrse en mi culazo. Echamos un polvo escandaloso que los vecinos tuvieron que poner música alta para no oírnos y acabamos sin aliento y empapados en sudor. Apenas media hora después había quedado con el chico con el que estoy saliendo, así que tuve que recomponerme rápidamente, fingir que no había follado aún esa tarde y echar otro polvo con él (para consternación de los vecinos, que los pobres deben estar hasta el gorro de oír jadeos en mi ventana y a tíos anunciando entre gemidos que se van a correr).

El otro día tuve un pequeño accidente con este chico. Estaba cabalgándole hasta ordeñarlo y cuando se corrió y me levanté de su rabo, el condón había desaparecido. No estaba por ninguna parte. Truco de magia. O bueno, más bien que mi culo se había tragado el condón y toda su lefa. Acabé preñadísimo y con un condón usado dentro. 

Hablando de condones, últimamente los días que quedo con varios tíos me da morbo ir dejando los condones lefados anudados en la mesita de noche, conforme los tíos van descargando. Así, el que llega se encuentra con un pequeño recordatorio del tío anterior y al acabar deja su propio souvenir al lado del otro. Al final de la noche puedo ver cuánta leche he sacado y quién ha sido el campeón que traía los huevos más llenos.

Anoche por ejemplo se pasaron dos. Primero un chico del barrio, rapado y con cara de buen chico. Lo recibí a cuatro patas y fue bastante rápido. En unos minutos estaba gimiendo agarrándose a mis caderas y viniéndose dentro. Anudé el condón y lo puse en la mesita. 

Al rato me escribe un chaval de 22 años que necesita un agujero para descargar. Es un chico moreno, delgado y fibrado, con un rabo bien largo y potente. Por sus rasgos parece marroquí, quizá, pero no estoy seguro. Según me dijo después, es sobre todo hetero. Le gustan las mujeres y folla principalmente con mujeres. No siente atracción por los tíos pero puntualmente le da morbo usarnos para descargar. Principalmente en la boca, pero ahora también ha empezado a usar los culos. Por algo los pasivos tenemos dos agujeros, pienso yo, para que los activos podáis escoger dónde deslefaros.

Al llegar ve el condón usado del tío anterior y se ríe y me dice que qué puta soy, pero le da morbo y deja su reloj y sus cosas en la mesita al lado del condón. El polvo con este chico es bastante más intenso y acabamos empapados en sudor. Usa mi agujero en varias posiciones, le cabalgo y finalmente acaba tumbado sobre mí, emitiendo gemidos agudos de placer mientras su rabo de caballo da salida a toda esa lefa que hoy no ha podido soltar en ningún coño, pero los pasivos estamos para esta clase de emergencias y como yo le digo: mejor en mi culo que en tu mano.  Al acabar nos quedamos charlando un rato y finalmente se larga dejándome su pequeño recuerdo en forma de condón lleno de lefa que coloco junto a la del chico anterior.

Mis planes para el día siguiente eran estar en casa de tranquis sin hacer nada, pero me escribe un chaval de 23 años del que ya he hablado en alguna ocasión. Ha quedado con sus amigos y quiere salir descargado y relajado. Este chico me gusta porque me trata como un simple agujero. En una ocasión que a este chaval le había dado largas el tipo que le gusta, vino a usarme con toda su rabia y me encantó imaginar que estaba pensando en el otro tío mientras me embestía con brusquedad y sin ninguna consideración hasta correrse. A fin de cuentas para él soy solo un agujero y le da igual si siento algo o si me lo revienta. Simplemente cumplo la función de sacarle la leche. Esta vez viene apurado para algo rápido así que se la chupo un minuto y de momento me pone a cuatro patas y a usarme a saco. Mientras lo hace, placa placa placa chocando contra mis nalgas, va enviando audios de whassapp a sus amigos, en plan "avisadme cuando estéis nosedonde, nos vemos en tal sitio" como si yo no estuviera allí. Llegado el momento suelta el móvil sobre la cama y me dice "Acabo que tengo prisa" y de repente se acelera a encularme en plan brusco hasta sacarse toda la leche. En cuanto termina se sube los pantalones sin apenas mirarme y se va al encuentro de sus colegas.






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