Un negro musculoso me usa de cumdump antes de coger su avión

Son las 3 de la madrugada y me entra por Grindr un tipo. Es de Londres, de visita en mi ciudad y a punto de irse a coger el avión de vuelta, así que su conversación es bastante directa: fotopolla y "Do you wanna fuck?". Está bastante bueno. Es negro, rapado, con perilla y cachas. No es Luke Cage pero es lo más parecido que voy a encontrar en los alrededores, así que le digo que "Sure" y me contesta que viene en 10 min.

Llega y es igual que en la foto, con una camiseta blanca escotadísima para lucir cuerpo musculoso y unos vaqueros rotos. Nos besamos y sin siquiera mamarle me pone a cuatro patas para algo rápido. Viene ya con el rabo duro, así que se monta sobre mí en plan perrito y me la mete directo sin condón ni lubricante. Aunque es una polla de tamaño considerable, me entra bien. Los dos estamos en PrEP, así que le dejo que me monte un rato a pelo. No suelo dejar a los demás, pero este me pone a mil.

Está tumbado sobre mi espalda, con las manos entrelazadas por delante. Con la boca le chupo un pulgar mientras su rabo negro sigue disfrutando de mi culo. Me dice que tengo un culo jugoso "You have a juicy ass". 

Sin salir de mí, me pregunta dónde está el baño porque tiene que mear. Estoy tan cachondo que estoy tentado de decirle "Meate dentro", pero no quiero que piense que soy un cerdo y le indico donde está el WC. Le observo caminar por el pasillo en penumbra, sus espaldas anchas, enormes, aún enfundadas en la camiseta blanca y sus piernacas y culazo redondo y oscuro, de piel sedosa que antes le he espoleado con algunos azotes para que me enculara más fuerte.

Espero a cuatro patas a que vuelva de mear, en suspensorios y con el ojal abierto. Vuelve con el rabo igual de duro que se fue y me la clava del tirón otra vez. De nuevo en perrito, de nuevo tumbado sobre mi espalda, y ahora es su turno de tumbarse él y que le cabalgue yo. Nos besamos un rato más y me siento sobre su rabazo duro que me entra hasta el fondo sin ninguna dificultad. 

Empiezo a brincar sobre su polla, moviéndome en círculos, pajeando la punta de su rabo con mi ojal, ordeñándolo con mi culo mientras veo su cara de disfrute... y en esa posición me aguanta apenas nada. Dice "Wait, you're gonna make me cum" pero lo dice muy tarde y puedo ver en sus ojos que se está viniendo dentro. Intento levantarme para que no me preñe pero me sujeta de las caderas con sus manos, reteniéndome y empujando mi culazo contra su pelvis. Es mucho más fuerte que yo y no me deja levantarme de su rabo hasta que ha terminado de preñarme. Veo su cara de placer mientras se vacía dentro de mi culazo y eso me compensa. Irónicamente, esa misma noche había dado largas a 5 ó 6 tíos de Grindr porque solo querían follar a pelo, y al final he acabado como cumdump de un tipo con pintas de portero de discoteca. Me incorporo chorreando lefa calentita por el ojal y voy a lavarme. Me da las gracias por dejarle usar mi agujero para descargas y nos volvemos a besar antes de que se vaya a coger su avión.

Al día siguiente me escribe un chico bastante joven que ha salido de fiesta después de clase. Son las 6 de la mañana así que la fiesta ha debido dar mucho de sí. Por las fotos parece un chico guapo y fibrado, con tattoos y pinta de malote. En persona no es tan malote, a decir verdad es hasta dulce y un chico muy sencillo. Pero guapo es a rabiar, eso sí. Guapísimo que te desarma con solo mirarte, con unos rasgos que me recuerdan a cierto famoso modelo vasco (pero más suavizados y juveniles), pelo largo recogido en coleta y un cuerpo delgado pero lo suficientemente fibrado. Le recibo a cuatro patas y lo primero que hace es lanzarse a lamerme la raja. Usa el popper como una aspiradora a máxima potencia y me la mete a pelo a ver si cuela, pero le hago ponerse condón. 

Me encula en diversas posturas, gimiendo, besándome el cuello, con su aliento sobre mí. Huele un poco a alcohol, pero a pesar de haber bebido no tiene problemas para estar tieso casi todo el tiempo. Nos mamamos mutuamente. Puedo ver sus pómulos marcarse conforme mama mi rabo a conciencia. En un momento, mientras lo cabalgo, se le baja un poco la erección, así que le quito el condón y me meto su larga polla a pelo hasta que la noto crecer y ponerse dura de nuevo. Él me lo agradece gimiendo más intensamente, pero le hago ponerse un nuevo condón para que me monte a cuatro patas, que es como finalmente suelta su leche dentro de mí.

Charlamos un rato y hablamos de repetir. "Te volvería a follar ahora" me dice, pero son las 7 de la mañana y no es cuestión. Otro día. El caso es que es marcharse por la puerta y veo que tengo varios mensajes sin leer en Grindr de la última media hora (en plan "Necesito coño" y otras sutilezas), de activos que deben haberse levantado empalmados y con los huevos llenos. 

Uno de ellos apela a mi sentido del deber diciéndome que necesita mi culo, y claro, no puedo negarme.

Últimamente pongo el culo a diario, por lo general varias veces. Un par de veces al día de media o algo más. Hay tíos que repiten, por supuesto, los que llamo "mi clientela habitual". Pero incluso así, usan mi culo tantos tíos que no soy capaz de recordarlos a todos. Es el caso de este chico, que al parecer me había follado ya hacía unos meses (y debe ser cierto, porque sabía mi dirección y me hablaba como si nos conociéramos) pero juro que no le recordaba en absoluto. Y eso que era un chico mono y agradable, pero no era capaz de ubicarle. Llegó de momento y usó mi agujero de forma rápida y práctica: pim pam pum y corrida en el culo porque tenía que irse a trabajar. 

El que os cuento ahora también quería irse descargado al trabajo. En apenas 24 horas me follaron dos heteros discretos a los que ni siquiera vi la cara. El primero (también antes de entrar al curro a las 8 de la mañana), un tipo de treinta y pocos. Lo recibo a cuatro patas, subido al borde de la cama, lo escucho desvestirse y viene a darme rabo por la boca pero tapándome los ojos con su mano para que no mire hacia arriba. Solo puedo verle de ombligo para abajo (la línea de vello que baja desde el ombligo hasta su polla tiesa) y por lo que alcanzo a ver parece estar bueno. 

Después de sacarle brillo con mi lengua se coloca detrás de mí, se pone un condón y comienza la follada. Me encula con brío, chocando y rebotando contra mi culo como si fuera una cama elástica. En un momento dado empieza a gemir muy fuerte, el hetero se va a correr, pero su enculada es tan intensa que con el ímpetu se sale del agujero y acaba descargando fuera, presionando la punta de su polla contra mi ojal.

Esa mismo día pero por la noche me escribe un chico caribeño de veintipocos, hetero con novia. Ella no le deja follar por detrás y él está obsesionado con los culos. Esta historia ya la he escuchado antes; más de una vez he servido para saciar la curiosidad de heteros en esa situación. Desde que tenía yo poco más de veinte años ya estaba poniendo el culo para heteros con novias intransigentes, para que los pobres pudieran cumplir su fantasía de meterla por un ano. Este chico es de esos, solo quiere meterla en un culo y ya. Y para eso estoy yo, siempre tan servicial.

Por la foto y por lo poco que puedo atisbar es un chaval fibrado y moreno de piel, pero no quiere que le mire en ningún momento. Pide total discreción, usarme y que yo no me vuelva hasta que se haya ido. A mí me da igual, yo solo soy un agujero. 

El chico me usa a su manera y me escribe más tarde para repetir a la siguiente semana, dedicándome un cumplido tan políticamente incorrecto que me encanta: que mi culo es lo suficientemente bueno como para prostituirlo. 

Yo lo hago gratis, pero si alguien después de usarme quiere echarme una propina por los servicios prestados, no seré yo quien se queje.