Dos activos muy leferos me llenan la cara y el culo

El otro día me dio la risa floja porque vi que Grindr ha hecho un "Wrapped" del 2023 al más puro estilo Spotify. No quiero ni saber lo que puede decir el mío. ¿Has puesto el culo para 120 tíos distintos? ¿Te han follado 80 veinteañeros? (de hecho han sido exactamente 80 chicos entre los 18 y los 29 años) ¿Te han preñado X veces? ¿Te dieron rabo casi 20 negros porque es ver un negro y el culo te hace palmas? ¿Has estrechado más lazos con otros países que la mismísima ONU? (este año han entrado en mi culazo chicos de Colombia, Egipto, Francia, Pakistán, México, Italia, Ecuador, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Brasil, Nicaragua, Marruecos, Polonia, Argentina, Inglaterra, Escocia, Eslovenia, EEUU, Portugal, Alemania, Bélgica, Austria... y seguro que me dejo alguna nacionalidad).

En el blog no he estado muy activo. Esta es la 9ª entrada que publico. La que más éxito estaba teniendo hasta ahora era la de la macroorgía en la fiesta Hard On en Londres (473 visitas), pero de forma sorprendente la ha superado el último mes la publicación en la que contaba cómo ponía culo anónimamente para un taxista en turno de noche y me dejaba preñar por él. Esa publicación tenía hasta noviembre doscientas y pico visitas y de repente tiene 539, la segunda entrada más exitosa desde que tengo este blog, solo por detrás de aquella en que contaba cómo había ido al Mercado de las Yeguas a dejarme montar por 15 tíos en una tarde. 

¿Qué pasó entre noviembre y diciembre?? ¿Descubrió esta página el gremio de taxistas y han ido pasándose todos a leer esa entrada? Si algún otro taxista tiene interés en usarme como agujero de descarga, solo tiene que escribirme y si estoy en su ciudad concretamos. También podéis venir en grupo a usar mi culo.

El éxito de la entrada de Hard On lo entiendo más. Realmente era una fiesta súper morbosa y tengo ganas de repetir. Este año he ido pocas veces a clubs de sexo. La mejor fue esa ocasión. El resto fueron bastante decepcionantes. Y la última fue hace un par de semanas y os la cuento a continuacion:

Voy a un local de sugerente nombre, El agujero. Es sábado por la noche y hora punta, pero como la ciudad está de fiestas me imagino que vamos a ser cuatro gatos. Efectivamente. Cuatro gatos y la mayoría son muy mayores.

No hay dresscode esa noche, cada cual va como quiere, y el local es amplio, con dos plantas y múltiples recovecos. El tipo que atiende en la entrada y en la barra es muy simpático conmigo, pero me dice que no sirven alcohol. No es que yo beba mucho, pero cuando voy a locales de sexo necesito ese puntito para soltarme. 

Doy unas cuantas vueltas y veo a un tío que me gusta más o menos. Debe rondar los 40 o cuarenta y pocos, pero se conserva bien: bajito, fibrado, con barbita... Nos tocamos los paquetes y nos vamos a un reservado a sobarnos. Hace que me arrodille a mamarle y luego él me la come a mí, pero no parece interesado en follarme por el culo, quizá sea pasivo también. No nos entendemos porque no habla ni español ni inglés. Al rato, nos volvemos a encontrar en el piso de arriba y nos volvemos a enrollar. Nos besamos, le como el cuello y la oreja donde lleva unos pequeños pendientes, y le estrujo los pectorales bajo la camiseta mientras gime y me soba el culo, pero no hace ningún intento por metérmela. 

Frustrado sigo dando vueltas mirando la fauna del local. Me quedo viendo a un par de parejas enculándose en público por turnos en el mismo banco de cuero y veo pasar al encargado acompañado de un chico joven que no aparenta tener más de 20 o 22 años. Es alto y delgado con tez bronceada y un pelazo así estilo gitano, aunque no estoy seguro de que sea de esa etnia, y va vestido con una camiseta de tirantes negra ajustada y unos pantalones vaqueros estilo campana. En conjunto parece un personaje sacado de una de esas películas de cine quinqui de los 70 o los 80 o de cuando sean esas pelis. El resto de tipos del local también lo miran al pasar, en parte con deseo y en parte supongo que preguntándose lo mismo que yo, si este chico se ha perdido, si es un cliente o alguien del staff.

Al rato cruza de nuevo por el pasillo y se me queda mirando. Se acerca y lleva su mano a mi paquete. Nos metemos en un pequeño cuarto con dos slings, le desabrocho lo vaqueros y él me saca mi polla. Empezamos a pajearnos el uno al otro. Le pregunto si quiere que se la chupe, pero me dice que no (por lo que veo después es muy precavido y muy limpio, ha entrado al local porque estaba cachondísimo y tenía los huevos a rebosar pero va con mucho cuidado con lo que hace). Tras un rato así me pregunta si he visto en el local algún chico mono que se nos pueda unir para hacer un trío. 

Chico mono no, pero encontramos a un señor con un pollón en un cubículo. Es un tipo de cincuenta largos, con una camiseta verde militar y barriga prominente. Está en un colchón, abierto de piernas y con la polla tiesa esperando a que se la mame alguien. No es mi tipo, la verdad, pero el chaval me indica que me arrodille a mamar porque quiere pajearse mientras nos mira, así que me hinco de rodillas en el suelo y me meto el rabo aquel señor en la boca para darle gusto. Ya de paso, en esa postura, aprovecho para poner mi culazo en pompa, que llevo puesto un tanga en forma de red, muy de zorrón, y a cuatro patas me hace un culazo de puta ordinaria muy follable. Cuando finalmente me incorporo, veo que tenemos público y detrás de mi se han congregado dos o tres tíos a observar la mamada.

Después de eso, el chico agitanado y yo subimos al piso de arriba y allí en un pasillo oscuro seguimos sobándonos y pajeándonos. Me pide que le mame los pezones mientras se pajea, y así hago, suavemente, primero uno y después otro, y finalmente me pregunta si puede correrse sobre mi cara, así que me arrodillo para que pueda pringarme con su lefa. No soy capaz de negarle nada. Y se corre una burrada, sobre mi mejilla, mi barba, mi pecho (llevo una camiseta sin mangas de rejilla que recibe dos o tres trallazos de su leche espesa y que va a ir directa a la lavadora). 

No me puedo creer que esos huevecillos llevaran tanta leche encima, pero el caso es que ahora me toca bajar a la planta de abajo y cruzar todo el club hasta el baño para poder lavarme, cubierto de lefa en la mitad de mi cara y en mi ropa. Es una situación que me hace sentir muy guarra y me encanta. Lucir con orgullo la lefa del chico más guapo del local en mi cara, como un trofeo, para que el resto de tíos vean que ha elegido mi cara para descargar. 

Me limpio como puedo y me visto y salgo a la calle. La ciudad está de fiestas y las calles están a tope. ¿Llevaré algo de lefa aún en la cara? Mira que me he lavado, pero se corrió tanto...

Más tarde esa noche llego al hotel y estoy aún cachondo. Me conecto y me escribe un chico de 22 años, algo rellenito y con pinta de árabe. O quizá no, no sé. Quiere que vaya a su casa a poner culo. Le digo que es muy tarde y que no salgo ya a esas horas, que hace frío, pero insiste y me dice que en ese caso puede pasarse él a vaciarse, algo rápido. Usarme para descargar y ya. Para convencerme me envía una foto en la que se le ve de cintura para abajo con la polla tiesa frente a un espejo completamente untado de trallazos de lefa, goterones espesos de leche cayendo por todo el cristal. Desde luego es una foto muy convincente, así que le contesto que bueno, que ok, y me pongo a esperarle con el culo en pompa encima de la cama. 

Total, que llega y le recibo a cuatro patas con el tanga de red. Me palpa el culo, aparta la redecilla y me mete su rabo. Ni siquiera se ha quitado la ropa, sigue vestido y con los pantalones, la correa y los calzoncillos por el tobillo. Me encula primero al borde de la cama, yo a cuatro patas como el ojal usable que soy, y luego se tumba encima de mi espalda, agarrándome las manos por delante y gimiendo conforme se descarga trallazo a trallazo dentro de mí.

Una buena manera de acabar la noche. Veremos qué nos trae 2023. 

Feliz año a todos mis lectores.