Cinco negros me utilizan como agujero de descarga

La noche del domingo había conocido en un club de sexo bastante desangelado a un tipo negro, calvo y barbudo, tipo oso, de cuarenta y muchos. Un poco rollo tío Phil del príncipe de Bel Air. No parecía muy interesado en el sexo convencional, solo en sobarme el culo, que le comiera las tetas y le diera lengüetazos en los pezones mientras se pajeaba. Me dijo que le recordaba a dos actores porno famosos (no recuerdo los nombres pero me los enseñó después en su móvil y los reconocí de haber visto escenas suyas. No les vi demasiado parecido conmigo, la verdad, pero se agradece el cumplido). La visita al club fue bastante decepcionante, pero me dejó cachondo y me hizo pensar en cuánto tiempo llevaba sin ponerme a cuatro patas para servir a un buen rabo negro, que los chicos negros son mis favoritos, los que mejor besan, los que mejores culazos tienen y los activos a los que más me gusta ofrecerme. 

Al día siguiente, lunes, aprovechando que debía quedarme haciendo reposo en el apartamento por un dolor de espalda (hice el reposo que ya os imagináis) pude desquitarme y me montaron cinco negros. No a la vez, que habría sido una fantasía pero dudo que mi espalda hubiera aguantado tanto de golpe, sino por turnos. 

El primero tiene 23 años pero parece bastante más joven, apenas mayor de edad, muy menudito, con gorra. Quedamos en la calle y vamos dando un paseo hasta mi apartamento, charlando, es muy hablador y extrovertido. Al llegar nos tumbamos de lado en la cama, él con los pantalones en los tobillos y su polla contra mis nalgas. Me acaricia y seguimos hablando de nuestras cosas mientras me va dando empujoncitos con su capullo en mi ojal hasta que va entrando poco a poco. Seguimos con nuestra conversación cuando de repente suelta un "Ahhhh" y añade "Sorry, I came". Me ha preñado casi antes de empezar. Dos o tres días después me escribe para repetir. Esa vez se corre también bastante rápido aunque no tanto, tumbado sobre mi espalda.

Total, volviendo al lunes, era media mañana y ya iba con el culo bien cremoso. El día empezaba con buen pie. El segundo activo tiene solo 20 años, aunque parece mayor que el otro, con una cara muy agradable, algo de barbita y rastas, como un joven Lenny Kravitz. Viene con chandal y sudadera. Sin la sudadera, sus pectorales definidos pero carnosos a la vez y con pequeños piercings de aro, son todo un espectáculo. Así que me monto excitado a cabalgarlo, él semiincorporado y yo brincando sobre su polla mientras hundo mi cabeza y mis manos entre sus rastas y gimo en su oreja para que sepa lo que estoy disfrutando con su rabo en mi culo. Y ahí sigo y no me levanto hasta que termino de ordeñarlo. Me levanto y veo el condón inflado lleno de espesa leche blanca y la cara de placer y relajación del chico que aún jadea con mi cabalgada. Y todo eso con la espalda lesionada.

El siguiente esa tarde es un farmacéutico de 30, pijo, de cuerpo fibrado, piel muy oscura, sonrisa muy blanca y algo de bigote y perilla. Sexy y un poco dominante. Acaba también en mi culo en la postura del misionero y así se queda un buen rato dentro de mí, yo abrazándole con brazos y piernas, acariciando su sedosa espalda, los dos jadeando y besándonos hasta que su polla se desinfla y se termina saliendo, destapando mi ojal como quien descorcha una botella de champán. O de leche en este caso. Los dos a la vez exclamamos un teatral "Ohhhhhh" de decepción entre risas cuando su polla se sale finalmente de mi culo y la leche comienza a caer en chorro sobre las sábanas.

El cuarto de la tarde es un osito grandullón de 23 años con cara de buen niño, pelo afro corto y labios carnosos. También vuelve dos o tres días después buscando una segunda ronda. Muy besucón e intenso, un gran polvo las dos veces. El quinto viene ya de noche, después de cenar. Es un chico de 22 años de rasgos bastante finos, que viste sudadera oscura con capucha y pantalones anchos, un poco el clásico look de rapero. Viene cachondo y busca un culo fácil. Me tumba sobre la cama y me usa a saco hasta correrse dentro con condón. Luego se sube los pantalones y se larga, él más relajado, yo no tanto después de que me taladren 5 rabazos negros en un día. Aunque curiosamente la espalda ya no me duele.

Ese lunes fue el día más productivo de la semana, pero el resto no descansé. También vino un típico cani inglés (blanquito y de pelo moreno, de 23 años) que llevaba 3 días sin descargar y necesitaba un agujero. Entra en la habitación y me abro de piernas como la puta rellenable que soy para que me monte en modo misionero y pueda aliviar esos tres días de tensión. Cuando está a punto de correrse, le agarro los cojones para ordeñárselos. Él gime y tiembla sudoroso encima de mí y yo mientras voy contabilizando en voz alta toda la leche con la que me va rellenando el depósito "One day, two daaays, three daaaays..." como si mi culo fuera una de esas jarras medidoras transparentes que usas en la cocina con marcas para los 300ml, 500ml, etc...

Viene aún otro tío al día siguiente, de 32, bajito, que solo quería descargar rápido antes de irse a trabajar. Yo estoy ocupado porque tengo que comprar unas entradas para un concierto en internet, pero tengo el ojal libre así que no tengo problema en que lo usen los tíos mientras tanto. Me pongo con el portátil sobre la cama atento a la cola virtual de las entradas y mi culo en pompa ofrecido para que el tipo se vacíe. No tarda ni medio minuto en hacerlo. Se va y yo sigo aún esperando para comprar las entradas con la mirada fija en la cola virtual del ordenador, ahí a cuatro patas con el ojal abierto, usado y chorreando. Me vuelve a escribir como a las dos horas (¿pero no tenía que irse a trabajar?) para volver a pasarse a descargar pero esta vez con un amigo. Lamentablemente no puedo yo en ese momento.

Fin de semana, de madrugada. Llega un chico británico, creo que escocés. 26 años, delgadito y pálido, muy mono de cara, con ojos somnolientos o de fumado, pelo castaño algo aceitoso como si no se lo hubiera lavado en días y una suave pelusilla rojiza en barba y bigote. Se quita los pantalones pero se deja puesta la sudadera, una sudadera con un bolsillo grande estilo canguro en la parte delantera donde el chico se sujeta con la mano sus pertenencias y suenan algunas monedas. Parece que hubiera atracado un banco o ganado el premio de una máquina tragaperras. Sus piernas son delgaditas y blancas y su polla apunta al cielo, con una mata de vello púbico rojizo. Me pregunta cómo va la noche y yo le digo que bien, que ya me han usado dos tíos pero quiero más. Me pide que se la chupe y me lanzo a comerme su rabo blanquito y fresco. Los huevos le huelen un poco pero es un olor agradable. En la cama hacemos un 69. Él sigue con los ojos entrecerrados como si hubiera venido a follarme sonámbulo (después de haber atracado también sonámbulo un banco, porque el tintineo de monedas no para de sonar). Así, como medio dormido y medio abrazado a mí, me mama y me besa delicadamente en todas partes mientras me susurra cosas que apenas alcanzo a entender. Escucho sonidos húmedos y noto el calor de su boca comiéndome la polla a fondo y el ojal. Me tumba de lado y se recuesta detrás de mí. Más tintineo de monedas. Su polla pide paso en mi agujero y yo la dejo entrar. Comienza a explorar el interior de mi culo a pelo y a su ritmo medio dormido, pero pronto acelera y su respiración se vuelve entrecortada y con un "Hummmm huummm HUMMMMMM" empieza a darme su leche bien dentro. Acaba y se queda así, recostado, resoplando, abrazándome haciendo la cucharita con su polla pelirroja aún dentro de mí. No tiene intención de irse ni de sacarla, y sigue así dormidito a mi lado. La polla no se baja ni se sale, se ha quedado abotonado como cuando un perro monta a una perra. Veinte minutos después así sigue, él durmiendo y su polla dentro de mí como el corcho de una botella para que no se me salga su leche. Me incorporo un poco, me saco su polla que hace un sonido como de ventosa y sale de mi culo con un "pop" y me levanto chorreando lefa escocesa. Es muy tierno verlo ahí dormido pero quiero que se vaya a dormir a su casa. Me acerco y lo zarandeo con suavidad en un hombro. Nada. Lo muevo un poco más. Nada. Debería aprovechar para robarle el botín del banco que sigue guardando en la sudadera, pero en vez de eso lo zarandeo un poco más para devolverlo al mundo de los vivos. Abre un milímetro los ojos y con su boca caza al vuelo mi polla y empieza a mamarla como si fuera un biberón. No la clásica mamada de meter y sacar rabo hasta el fondo, sino que se introduce solo el capullo de mi polla en la boca y lo succiona como si fuera la tetina de un biberón o como un ternerito mamaría la teta de su mamá. Me provoca cierta ternura, la verdad. Tan guapito, tan tranquilo ahí adormilado con su chupete en la boca. Le acaricio el pelo y dejo que me siga mamando. Poco a poco mi ladrón de bancos favorito se va desperezando y me pide que vuelva a la cama para un round 2. Esta vez está un poco más despierto (o menos fumado) y acaba montado en perpendicular sobre mí, dándome rabo por el culo mientras gira la cabeza para mirarme y sonreírme inocente como diciendo "Mira lo que sé hacer cuando me despierto" hasta que se vienen de nuevos los jadeos y me preña por segunda vez. Esa noche aún recibo a un tío más, un chico indio que está preparando la boda con su novio europeo pero que de vez en cuando coincidimos y me pone a cuatro patas para sacarse la leche con mi culo. Algo me dice que no me invitarán a esa boda.

La verdad es que me gustan los polvos completos, apasionados, con besos y de larga duración, pero me da muchísimo morbo cuando me usan así en plan directo. Tipos que no conozco o habituales para los que solo soy un agujero al que acudir cuando tienen una emergencia, que me usan directamente a cuatro patas para vaciar los huevos. Es el caso de muchos turistas que vienen a mi ciudad (americanos, ingleses, japoneses) y que a mitad de la noche van cachondos y quieren agujero y lo quieren ya. A veces su visita no dura ni 5 minutos, así de calientes van, como un vecino italiano muy hot que me usa gruñendo como un animal mientras yo me ofrezco a cuatro patas con los ojos vendados. Otros duran un poco más, como un chino muy joven, así con una estética como de personaje manga (guapo, pelazo largo, cuerpo muy fibrado y vestido con un extraño crop top) que se encaramó sobre mi culo como un perro y estuvo un buen rato montándome hasta que me dejó el donut glaseado. Otro es un paki de mi barrio, veinteañero hetero con pelazo oscuro y vello facial. Yo no le intereso lo más mínimo, pero ha encontrado en mí un par de agujeros para sacarse la leche. Viene, se baja los pantalones y se queda de pie con los brazos en jarra mostrándome la polla para que se la chupe. Luego me hace que lo cabalgue hasta que me anuncia secamente "Finished" cuando se ha corrido, y se va hasta la próxima.

El récord de duración este otoño lo ostenta un tal Ken, como el muñeco, 32 años, un negro californiano fibrado y con rastas que estuvo follándome durante hora y media o así. A ratos dejaba mi culo en paz y me hacía chupársela mientras miraba porno en su móvil, pero luego volvía a metérmela para taladrarme y parar justo cuando estaba a punto de correrse "I'm getting close, I'm getting close" (en mi lista lo tengo anotado como Ken Getting Close), entonces la sacaba y me metía un dildo, y vuelta a empezar. Si no llega a tener que irse a una cena habría estado así toda la noche. Finalmente decide que ya ha llegado el momento de vaciarse dentro de ese puto español culón que se ha ofrecido para recibir su leche. Mi ojal, después de hora y media de dildos y ese ariete negro taladrando, parece el tunel de una autopista. Los dos de rodillas sobre la cama, él detrás de mí, dentro de mí bombeando sin descanso con su cuerpo fibrado sudoroso, brillante y resbaladizo cuando lo toco, aunque no tan brillante como su polla empalmada, completamente mojada, que entra y sale de mi culo esperando el momento de preñarlo. El momento es ya, así que se agarra con sus fuertes manos a mis caderas mientras hunde el rabo hasta el fondo y comienza la descarga. "Ohhh, arrfff, hummppffff.... fuck... ahhhh" grita durante un largo rato mientras finalmente libera sus cojones de tanta leche y me deja el culo pintado al gotelé.


Comentarios

  1. Que tal? Me alegro que hayas vuelto, animo y a seguir sirviendo

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    1. Hey, gracias! Llevaba meses sin escribir por falta de tiempo, pero este puente me he puesto al día y he escrito dos entradas, esta y otra que publicaré para final de año. A seguir sirviendo ;)

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  2. Se te echaba de menos, guapo ;-) ... Pero cuando vuelves, lo haces con la misma intensidad, jejeje... Gracias por compartir estos buenos rabos y ratos !

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