Dos twinks y un trío

MIÉRCOLES

Es casi medianoche y acabo de llegar a casa de cenar fuera cuando me entra un whassapp que me enciende (los celos, esa cosa). Me caliento y enciendo todas las aplicaciones para follar del móvil. No hay nada interesante a esas horas (02:00 del miércoles) así que me visto y me voy al Night.

Entro, me pido una cerveza e inmediatamente me fijo en lo que parece el típico twink, de veintitantos, alto y delgado pero con caderas anchas y probablemente buen culo, guapo, con una fina barba rubia de dos días y un peinado moderno, escalado, con fleco y casi rapado por detrás. El chico es un turista polaco. Nos miramos y me indica que le siga.

Vamos al cuarto oscuro que es, pues eso, oscuro. No se ve tres en un burro. En un momento pierdo a mi twink y me doy de bruces con un oso, cuerpo grandote y barba espesa, que empieza a acariciarme y frotarme el paquete mientra al lado un par de figuras practican sexo oral. Me morreo con el oso y el rubito vuelve a aparecer. Se sienta y se pone a mamarnos al oso y a mí, por turnos y luego a la vez. Buena boca. Llega un tercer tío algo calvete pero la boca del polaco tiene un límite y se levanta de allí.

El calvo se sienta y se amorra al rabo del oso mientras el polaco hace que le siga hasta una cabina.
Allí continua mamándomela. Trato de llevarlo hacia mi culo pero no hay manera. Saltan todas las alarmas en mi interior, he topado con un pasivo 100%. Pero la verdad es que es un pasivo muy mono, así que empiezo a meterle mano por detrás en los vaqueros hasta palpar su culo y una vez allí comienzo a darle dedo, luego dos, luego tres. El tío mama y gime por mi mano trabajándole el culo, que le entra con una facilidad asombrosa y sin necesidad de lubricante. Es un culo muy entrenado.

 Le pongo de pie contra la pared y continúo trabajándole el culo con la mano. Ahora le echo un poco de lubricante para meterle el resto de los dedos. Meto los cinco dedos hasta los nudillos y una vez dentro empujo en movimiento circulares dilatando las paredes de su ano. El polaquito gime de gusto pero no se queja en ningún momento. Sin apenas preparación ni lubricante prácticamente le estoy fisteando y el tío como si nada.

En un momento echa una mano hacia atrás, me agarra el rabo y lo guía hasta su culo. Me pongo un condón y le doy lo que pide. Comienzo a encularlo con fuerza y brusquedad, él inclinado contra las paredes del cubículo ofreciendo el culo y yo de puntillas (hacen a los polacos muy altos últimamente) y agarrado a sus hombros, montándolo como a una perra. Ese ojal lo aguanta todo sin rechistar, así que puedo permitirme ser todo lo cabrón que quiera y usarlo a mi antojo.

 Conforme le doy rabo, le meto también un par de dedos para rellenarle el agujero un poco más. Ahora me lo estoy follando con mi polla de 19cm y dos dedos a la vez, y ese ojal traga que da gusto. Estamos ahí un rato más hasta que acabo y él se incorpora, me besa sonriendo, cruzamos tres o cuatro frases y se sube los pantalones.
Algo me dice que no va a tardar en bajárselos de nuevo.


JUEVES


Me entra un tío por Grindr que me propone un trío en su casa con un amigo suyo. Tengo mis dudas pero la foto de su amigo me pone cachondo y voy para allá, desafiando el frío nocturno.

En las escaleras del bloque me encuentro al amigo, que llega a la vez; un chico de treintaipocos, delgado, morenito y con una cara muy agradable. El anfitrión nos abre la puerta en ropa interior. Es mayor pero tiene buen cuerpo. Bebemos unas cervezas y nos recostamos en el sofá cama, yo en medio. Les pajeo a dos manos hasta ponerlos duros y luego les voy mamando por turnos. Vamos variando posturas mamándonos unos a otros, el anfitrión me come el culo y en un momento yo se lo como al amigo sexy.

Me colocan a cuatro patas, mi postura natural, y se ponen a darme rabo por mis dos agujeros, también mi postura natural. El anfitrión en mi culo y el amigo en mi boca. Estoy disfrutando empalado por esos dos rabos, pero pronto el anfitrión comienza a gemir y se corre dentro de mi culo antes de que el amigo haya tenido oportunidad de probarlo. El amigo y yo no enrollamos un poquito más pero estamos en casa ajena y decidimos que mejor nos vamos con la música a otra parte.

Nos vamos a un pub cercano a tomarnos unas cervezas. El chico es muy hablador y divertido, tiene chispa e inmediatamente me cae bien. Lo quiero en mi culo YA, así que lo llevo a mi piso y allí nos metemos en la cama y empezamos a morrearnos y meternos mano. Está depilado y tiene un cuerpo extremadamente suave para recorrer con las manos y la lengua. Él se dedica a atender mi culo como merece y va alternando entre darme rabo y meterme hasta cinco dedos de su mano, y otra vez rabo, y otra vez mano. Me tiene abierto y gimiendo durante lo que parecen horas, hasta que se corre. Me dice entre risas que soy una puta guarra, no seré yo quien le contradiga, y luego nos quedamos un rato abrazados en la cama.


VIERNES


Me escribe un chico de 19 años y me manda un par de fotos de su rabo empalmado. Es muy joven, pero mi casa es su casa. El chico finalmente se presenta bien pasada la medianoche. Es alto y delgado, de piel morena y cara aniñada, con un culazo fibrado y un largo rabo que se le marca en los pantalones conforme se restriega contra mi culo (yo estoy en suspensorios, que es una manera como otra cualquiera de recibir a las visitas). Se comporta algo tímido al principio pero se le pasa en cuanto me pongo a cuatro patas, que se lanza a follarme con la lengua, metiéndola y sacándola de mi ojal. Me come el culo como un auténtico experto mientras yo hago lo propio con su polla. Me lanzo a besarle (tiene unos labios carnosos) para ver a qué sabe mi culo y él me besa para ver a qué sabe su polla.

Se tumba y se pone un condón, así que me siento encima de él, dándole la espalda, y me enculo yo mismo. Me pongo en modo power bottom cabalgando y moviéndome en círculos con su rabo dentro, así durante un largo rato en que lo oigo gemir sin parar y el ruido de mis nalgas chocando contra su abdomen.

Me encula a cuatro patas, luego tumbado sobre mí y finalmente se sienta en la cama apoyado en la pared. Me vuelvo a sentar en él, ahora de frente, y me pongo a brincar como un loco sobre su rabo con intención de ordeñarlo, mientras él gime, me agarra de las nalgas y me estruja los pectorales. Le pregunto si cree que me cabrían dos rabos a la vez y veo su mirada de excitación ante esa posiblidad. Me mete un par de dedos además del rabo para comprobar cuánto dilato. Está a cien y me dice que si sigo moviéndome así se va a correr, así que aumento el ritmo y brinco como un salvaje hasta que empieza a jadear y soltar toda su leche dentro de mí. Me encanta la cara que pone mientras se corre.

Nos tumbamos, yo agotado y él bien satisfecho. Empezamos a acariciarnos de nuevo, delicadamente al principio porque necesita recuperarse, luego con más intensidad. Nos entrelazamos, nos restregamos el uno contra el otro y recorremos nuestros cuerpos con las manos y las lenguas, besándonos en cada centímetro. Sus labios carnosos en mi nuca y cuello me provocan escalofrios que me recorren toda la espalda. Me da cachetes en las nalgas que recibo con entusiasmo. Yo disfruto agarrándome a su culo fibrado y con fino vello (el resto del cuerpo es lampiño) comparando una nalga con la otra. Parecemos la portada de "Carne Trémula", cada uno obsesionado con el culo del otro. Estamos con todos estos preliminares (postliminares?) como una hora y es incluso mejor que la follada de antes. El chico es un encanto.

A la noche siguiente me escribe para volver a quedar y llevar a cabo esa doble penetración de la que habíamos hablado, si encontramos otro activo. Al final no prospera, pero tenemos una larga conversación sobre morbos, experiencias y marranadas que me confirma que las nuevas generaciones vienen muy aprendidas.

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